La urgencia de establecer la paz en Ucrania

Es necesario para evitar la destrucción física y humana de Ucrania detener la guerra, que ya en estos momentos se hace evidente que una gran parte de la población no quiere proseguir. Este hecho es lo que explica la terrible dificultad del gobierno ucraniano para relevar a las fuerzas que llevan luchando más de 2 años. El retraso en realizar una ley para movilizar nuevas levas ha sido motivado por las dificultades a ponerse de acuerdo sobre este punto y cuando finalmente la ley se ha producido los resultados son mínimos. Muchos jóvenes en edad de ser llamados se han ido o huido al extranjero, lo que obliga a medidas drásticas como la no renovación de sus pasaportes. También se han generalizado las patrullas que buscan a personas en edad militar para verificar si su ausencia en el frente está justificada o no. La noticia de que el ejército podría utilizar voluntarios procedentes de las prisiones es otro indicador de ese problema.

A lo largo de la guerra, la capacidad militar ucraniana, y no sólo en armamento, sino también en hombres, ha mermado mientras que la rusa ha crecido en todos los niveles, también en los de carácter táctico y estratégico. Si al inicio de todo, Occidente cometió el error de sobrevalorar el ejército ruso, ahora está cayendo en la equivocación opuesta, la está subestimando y esto puede tener consecuencias muy graves para la estabilidad del frente, puesto que una cosa es la estrategia desde los despachos occidentales y otra la visión que tienen los combatientes ucranianos.

En realidad, como señala Eric Maskin, académico de Harvard y premio Nobel de economía 2007, “Occidente debería haber abrazado a Rusia en los años 90”. Y ese error garrafal debe ser corregido aunque sea tarde y después de costes tan extraordinarios, los de la guerra que viven los ucranianos. La alianza forzada entre Rusia y China, que ni siquiera en la época del régimen comunista se había producido, es mortal a largo plazo para Europa.

La UE, impulsada por EEUU, cometió después otro gran error en el fervor de la guerra. Consideró que con sus sanciones económicas estrangularía a la economía rusa. Algunos exégetas económicos de la banda demócrata, como Paul Krugman, celebraron esta caída rusa. El resultado fue todo lo contrario. El régimen de Moscú se ha acomodado a la situación, ha abierto nuevas vías de aprovisionamiento y de exportación y en la actualidad la economía se ha rehecho, a la vez que su potencial industrial militar, que era débil, se ha multiplicado. El tercer gran error que comete Europa, acostumbrada a vivir bajo el paraguas de la OTAN, es el de un desordenado gasto en el ámbito militar pesado en Rusia.

En la actualidad el ejército ruso ha desarrollado habilidades que no tenía, como la guerra en la utilización masiva de drones que le ha permitido superar la ventaja inicial de Ucrania. Hasta ahora los recursos especiales, como los carros de combate que debían inclinar la balanza, han fracasado ante la capacidad de defensa rusa y ahora todo indica que es el potencial ofensivo el que está generando graves problemas en las líneas de enfrentamiento de Ucrania. Los dos próximos meses pueden ser decisivos y, por tanto, las negociaciones de paz de las que la UE debe hacer bandera, deberían empezar ahora porque en otoño la situación de Kiev será mucho peor y la destrucción, que ya es muy grande en el sector energético, por ejemplo, será tremendo y necesitará un largo proceso para su recuperación.

De ninguna manera se puede correr la aventura que está insinuando EEUU de tener al Reino Unido como cabeza de puente para facilitar y permitir que el material militar occidental sea utilizado por ataques de Ucrania dentro del territorio ruso. Primero porque esto no va a cambiar el curso de la guerra. Servirá para dar publicidad, pero para nada más. Porque no serán todos los masivos que haría falta, porque esta masividad sólo puede surgir de una guerra abierta entre Occidente y Rusia, que es lo que hay que evitar a toda costa.

 Cargando ...