Por poco bien que vayan las cosas, y a pesar del peso del independentismo, en 2020 se puede inaugurar un período de hegemonía socialista, que en el caso catalán incluso podría superar el del esplendor de los años 80. El acceso a los centros de poder del PSOE y PSC, no tanto por resultados electorales espectaculares como por su capacidad de elaborar acuerdos de geometría variable, ha roto el bloque independentista y acabará por romperlo.
La lógica socialista es la de actuar para conseguir gestionar el máximo de presupuestos y disponer del máximo de puestos de trabajo en la administración pública. Este es su primer objetivo. Se puede decir con razón que es compartido por los otros partidos, pero con una diferencia sustancial a favor de los socialistas: lo supeditan todo a aquellos fines. Y esto les permite alcanzar un escenario como el siguiente:
- El PSC pactó con Colau en el Ayuntamiento de Barcelona y se aseguró el gobierno con la ayuda impagable de Valls, dejando fuera de juego a ERC y Maragall, que era el ganador de las elecciones. El Ayuntamiento tiene el segundo presupuesto en importancia de Cataluña después de la Generalitat.
- En una operación brillante les tomó la cartera a los republicanos en la Diputación de Barcelona pactando con JxCat. Así ganaban la presidencia, con Núria Marín, sin ser la fuerza más votada (Esquerra) y rompían el bloque independentista. La Diputación es el tercer presupuesto de Cataluña. Con estas dos operaciones dejaban a ERC sin premio por sus buenos resultados electorales. Cualquiera diría que los republicanos mostrarían su fuerza haciendo pagar a los socialistas el coste de esta expulsión de los puestos de gobierno, que podían pensar que los correspondían como ganadores.
- Pero he aquí que ahora los republicanos parecen estar contra las cuerdas y facilitarán que Sánchez, el jefe de todo el socialismo, alcance la presidencia del gobierno. Las operaciones socialistas en Cataluña al final no tendrán ningún coste político. La pregunta lógica es sobre cuáles son las importantes contrapartidas que obtendrá ERC, no sólo para resarcirse de la expulsión del gobierno del Ayuntamiento y Diputación, sino también para hacer presidente a Sánchez. Hasta ahora todo lo que se percibe son cesiones semánticas: que si «conflicto político» en lugar de «social», que si llamada a Torra junto con las llamadas a todos los demás presidentes autonómicos … El beneficio del pacto es todavía un enigma. Y aún lo es más si se considera el último movimiento socialista en Cataluña.
- Iceta ha propuesto un acuerdo para aglutinar el partido de Colau, es decir, la izquierda que cabalga dentro y fuera del sistema (cada vez más dentro), con los pequeños grupos catalanistas que quieren reconstruir el espacio de centro, el que dominaba Convergència. Se trata de Units, Lliures, la Lliga y el llamado grupo de Poblet. Iceta quiere hacer esto para ganar la presidencia de la Generalitat y hacer que no caiga en manos de ERC. ¿Qué lógica tiene para Esquerra facilitar la presidencia de Sánchez para reforzar el socialismo en Madrid, viendo que el proyecto del PSC es excluirla de todos los centros de poder? Misterio.
La operación de Iceta es brillante porque al mismo tiempo consigue, si su proyecto prospera, satelizar y dejar reducidos a la mínima expresión los intentos de configurar una nueva alternativa catalanista. De esta manera, el sustituto de Convergència no sería Esquerra, como el guion de los votos parecía indicar, sino finalmente el PSC. Si la alianza cuaja y todos forman parte de una misma lista, el negocio para los socialistas es claro, porque de esta manera impedirá que estos partidos pequeños cobren vida propia y se desarrollen buscando recursos y gente para competir en unas elecciones al Parlamento de Cataluña. Tendrán la comodidad de obtener quizás un diputado, caso actual de Unidos, a cambio de sacrificar su crecimiento futuro. Será, aunque mucho más reducida, la nueva versión de la relación entre CiU, que ya se vio como acabó para Unió, o la del propio partido socialista con Ciutadans pel Canvi. Si concurren por separado, pero con la existencia de un pacto previo que obligue a votar a Iceta para la presidencia de la Generalitat, le habrán hecho la campaña, porque ¿quién optará por los actores secundarios si puede tener la satisfacción de elegir al actor principal?