Jordi Pujol, ideas, acción, política. El Legado (9): La cohesión social y la importancia de la sociedad civil

La cohesión social según Pujol

El correlato de la unidad es Pujol, la cohesión social y la procuración de ésta. La cohesión es, en realidad, una consecuencia de la unidad, al igual que su preocupación por la integración de la inmigración, que para Pujol es una cuestión central para el presente y futuro de Catalunya. Como en todo, sus propósitos formulados como principios no se refugian en la abstracción de las grandes palabras, sino que se concretan en el intento de trasladarlos a hechos. Pujol entiende, predica y practica, hasta dónde puede o sabe, que en la medida en que los miembros de una sociedad o comunidad se integran, comparten valores y normas comunes y participan activamente en la vida colectiva, se facilita la convivencia pacífica y la colaboración en la consecución de objetivos comunes.

La unidad y la integración social

Y el vértice de estos objetivos comunes es Cataluña, su continuidad en la historia expresada en cada momento por un pueblo concreto, que necesita, para mantenerse fiel a la continuidad de la lengua, por ejemplo, y a sus valores y tradiciones, disponer de cohesión e integración social. El recién llegado es bienvenido, pero se le pide que se integre en los acuerdos fundamentales de lo que el catalanismo entiende que es Cataluña. Por tanto, su rechazo al multiculturalismo, como concepción opuesta a todo lo anterior, es rotunda. Esta visión marca la diferencia, hoy perdida en Junts, entre CiU y la izquierda representada por el PSC y por el PSUC, después Iniciativa per Catalunya.

Igualdad de oportunidades

En la concepción pujoliana, todos los grupos y personas, independientemente de su origen, clase o creencias, tienen acceso a oportunidades económicas y educativas, especialmente estas últimas. La concreción es el formidable esfuerzo de la Generalitat para construir escuelas en los primeros años de gobiernos. Pujol considera que los miembros de una sociedad deben ayudarse entre ellos, demostrando un sentido de responsabilidad mutua, que el poder público no puede pretender agotar en sí mismo. De ahí también, la importancia que otorga a la sociedad civil, como veremos en el próximo artículo.

La confianza en las instituciones

Para que exista cohesión, es indispensable la confianza institucional, confianza en las instituciones que, en el caso de Pujol, significa, en primer término, la Generalitat de Catalunya. No sólo porque es la institución que expresa el autogobierno, sino porque, como ya hemos visto, es notable el rechazo de una parte de la población nacida fuera de Cataluña a la institución en los primeros años de gobierno. De ahí su trabajo para captarlos. Por esa vía, también obtiene rendimientos electorales. No son pocos, seis victorias sucesivas, tres (1984, 1988, 1992) por mayoría absoluta, pero siempre logradas en busca de ese reconocimiento institucional.

Identidad común y adaptación

En la construcción de la cohesión social, es fundamental en su concepción la identidad común: «es catalán todo el que vive, trabaja en Cataluña y la estima», lo que proporciona un sentido de pertenencia y dirección común en términos tangibles. Las personas sienten que pertenecen a la sociedad y que su bienestar está vinculado al bienestar del colectivo. Y todo esto, como recuerda en varias ocasiones, considerando además que la sociedad tiene capacidad de adaptación. Es capaz de enfrentarse y adaptarse a desafíos y cambios, manteniendo su cohesión y funcionamiento. El hilo de la tradición, de las fuentes culturales específicas, la fidelidad a la lengua no es fruto de una idea anquilosada sino, por el contrario, resultado de la continua adaptación a un mundo cambiante. Sin embargo, la diferencia con la visión progresista es radical: el mundo que cambia no es el que marca la pauta, sino la fuerza a la que hay que ajustarse sin renunciar a los propios acuerdos fundamentales.

Políticas públicas clave

En esa misión, dos políticas públicas le son fundamentales. Una es la escuela, la educación, hasta el extremo de que, al poco de llegar al gobierno, es capaz de abandonar su propio modelo educativo para asumir el que proponía la principal fuerza de oposición, el PSC. Pujol veía en sus inicios una organización escolar como la que ha aplicado en el País Vasco el Partido Nacionalista. Una doble red de escuelas, en función de la lengua, una en catalán, otra en castellano. La propuesta del PSC es un único modelo escolar en el que el catalán sea la lengua vehicular para garantizar el futuro de la lengua débil, a la vez que garantiza el buen dominio del catalán.

Pujol se da cuenta desde el gobierno de que este modelo garantiza mucho mejor la cohesión, y lo compra y lo hace suyo sin complejos. Tan suyo es, que hoy son pocos los que saben o recuerdan que en un principio la cosa no iba por ahí. También por ello, los consejeros de Enseñanza han sido personas de gran peso político en los gobiernos Pujol. Los cuatro primeros que comprenden el período 1980-1999 son toda una declaración de principios: Pere Pi-Sunyer (4 años), Joan Guitart (14 años), el hombre que construyó el sistema, Josep Laporte (4 años) y Joan M. Pujals (3 años).

Sanidad y territorio

Junto a la enseñanza, la otra clave de bóveda es la sanidad. Con dos departamentos acumulan la mayor parte del gasto, pero sobre todo son el eje de las políticas “pesadas”, con los doctores Josep Laporte, primero, y Xavier Trias, después, junto a obras públicas y política territorial, porque el territorio forma parte esencial de la cohesión.

Fiel a la visión catalanista, es un decidido defensor de las comarcas y, a la vez, asume la importancia decisiva de una capital como Barcelona, ​​cuyo límite conlleva el choque de trenes con Maragall: el peso de su área metropolitana nunca debe ser un contrapoder de la Generalitat. “Salvar el equilibrio territorial” es una palabra de orden de Pujol, lo que significa encontrar el equilibrio entre el peso de la gran capital y su área de influencia y el resto del territorio. En esta concepción, el Departamento de Política Territorial y Obras Públicas (PTOP) se convierte en gran importancia política, como en un segundo nivel lo es también el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARP). Pujol teoriza que Catalunya, junto al peso económico y demográfico de la AMB, necesita la “riqueza de sus comarcas”.

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