En la página semanal en La Vanguardia del ex gurú de Sánchez, Iván Redondo, más que análisis político, escribe relatos que le parecerán muy interesantes a su autor, y ciertamente lo son, procediendo de dónde procede, porque el último, el del lunes 17 de enero, postula de forma abierta el liderazgo absoluto de Sánchez y la refundación de la izquierda a su cargo, diluyendo al PSOE, que es presentado como la rémora que impide que el gran líder se consolide. Y sigue aplicando el singular mayestático como hacen los pontífices de Roma en los momentos culminantes. El “nos” es la forma de autodesignarse.
Desde esta modesta perspectiva Redondo establece una premisa: Sánchez aprueba, no sólo entre el PSOE (con una nota correcta pero no extraordinaria, dicho sea de paso, 6,7) sino, también entre los votantes de la llamada coalición Frankenstein (Podemos, Mas País, Compromís, ERC, PNV y Bildu), mientras que el PSOE suspende en todos los grupos menos en el de su propio electorado.
Según Redondo, Sánchez es también quien tiene las preferencias como presidente más elevadas de todos estos grupos. Aunque esto sólo signifique del orden de una tercera parte favorable al actual presidente.
De estas premisas deduce que lo que hay que hacer es una gran transformación para “recuperar el electorado perdido de UP, MP y de la abstención” para realizar la reconstrucción a la que sitúa unos objetivos muy ambiciosos. Por ejemplo, resolver las carencias históricas de los servicios públicos o nada menos que representar “la ilusión transformadora del siglo XXI” (ciertamente difícil de aprobar en las actuales situaciones) y como nuevo Cid Campeador le señala el deber de derrotar técnicamente los poderes reales y los espacios autoritarios. Haciendo todo esto rebasará al PSOE al superarlo y lo incorporará a un nuevo movimiento que tiene por objeto reescribir la historia de España a través de un referéndum de acuerdo con lo que establece el artículo 92 de la Constitución, que dice en su punto 1 que «las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos» , pero que añade en su punto 2 que será aprobado «mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados» .
Un procedimiento que parece difícil con la actual correlación de fuerzas, incluso sumando toda la heterogénea coalición que apoya a Sánchez. Según afirma el propio Redondo en un momento de gran introspección, de esta forma Sánchez actuará “liderando una clase política nueva y rompiendo el tablero”.
El vuelo de palomas es notorio y fuera de la chatarra y de la creatividad política, sirve para apuntar a los amigos y enemigos. La tesis a pie de tierra de Redondo es que el PSOE tiene menos potencial electoral que el propio Sánchez , y que lo que debe hacer éste es deshacerse de varones e historias pasadas e impulsar una refundación de la izquierda.
Posiblemente, sea una forma de ajustar cuentas con el aparato del partido, al que hace responsable de su expulsión de la tierra prometida de la Moncloa. En todo caso un tema que no es de escaso interés es el por qué La Vanguardia viene ofreciendo cada semana una página entera para que Redondo defina con una literatura muy personal lo que son sus intereses personales y profesionales. Misterios de la política.