No hace falta ponerse trágicos, pero es una evidencia de que los seres humanos tenemos la capacidad de liquidar este mundo de forma más o menos rápida. La impotencia para detener la crisis del clima podría ser un ejemplo, pero es aún más indiscutible el riesgo de una posible guerra nuclear.
Ahora, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia ese riesgo está latente. No sería la primera vez. Hay que recordar la crisis de los misiles cuando en EE.UU. gobernaba Kennedy y en Rusia Jruschov (1962). La tensión llegó entonces al límite, una situación que todavía no se ha producido, si bien las reiteradas amenazas de Putin, en el sentido de utilizar ingenios nucleares, no deben perderse de vista. El gobernante ruso lo ha demostrado sobradamente, no es una persona a la que se pueda tomar frívolamente. La idea de que la cadena de mando nuclear le impediría a Putin terminar pulsando el botón no deja de ser un buen deseo.
Sin embargo, es que, además, cuando Rusia habla de utilización del arma atómica no está pensando en primer término en un intercambio global de este tipo de ingenio, sino en una acción mucho más limitada, al menos inicialmente, usando su arsenal de bombas atómicas tácticas de alcance muy limitado territorialmente, pero terriblemente destructivas. En este ámbito es el país que dispone de una mayor capacidad, a menos que la corrupción interna lo haya dañado.
La advertencia reciente en el marco de las Naciones Unidas de Biden en el sentido de que una guerra nuclear no la puede ganar nadie es cierta, vista desde una visión global del intercambio de misiles de largo alcance de un continente a otro, pero ya hemos dicho que no es esto lo que Rusia tiene en mente, sino una acción más limitada sobre Ucrania, sin descartar objetivos europeos próximos. Si destruyera una parte de Ucrania o, vamos más allá, algún país de la OTAN, ¿qué harían los aliados y sobre todo EEUU? ¿Desencadenar una ofensiva atómica a gran escala que daría lugar a la correspondiente respuesta rusa, y entonces sí que entraríamos en el camino del exterminio de gran parte de la humanidad?
No es nada tranquilizador que exista una simulación con inteligencia artificial (IA) sobre quién dominará el mundo en el transcurso de los próximos 100 años y que expresa el resultado con imágenes, porque éstas son realmente alarmantes. Una es un cielo que parece marcado por una explosión nuclear mientras que a ras de suelo y hasta el horizonte todo queda cubierto por una inmensa nube.
En otra se contempla a una persona observando un símbolo, edificio, monumento grandioso que algunas interpretaciones quieren dar como signo del gobierno mundial.
Sin embargo, la que más llama la atención es la que se ve el perfil de la Tierra observado desde el espacio en el que se ve una luz brillantísima, un objeto brillante que apunta sus rayos hacia nosotros. Las interpretaciones en este caso van desde atribuirlo al Sol, como un aviso de visitantes de otros planetas, pero en una interpretación menos agnóstica sería también la luz que anuncia el regreso de Jesucristo, el fin de los tiempos.
Sea como sea, las imágenes generadas por el programa Midjourney son suficientemente inquietantes, considerando que lo que ha hecho la IA es obtener la información de internet y traducirla en expresiones visuales.
En todo caso, más que por la IA, por lo que debemos guiarnos es por lo más concreto y real, la guerra de Ucrania. Y no está nada claro que el camino que sigue la Comisión Europea nos aleje de los riesgos que hemos apuntado, más bien al contrario. esta Comisión absolutamente dirigida desde Washington no hace más que acentuar los graves peligros para Europa. No hace falta que exista una extinción mundial de la especie humana, para muchos de nosotros es suficiente que una parte de Europa quede absolutamente destruida por la falta de voluntad de la CE de esforzarse en encontrar caminos para detener la guerra y explorar la paz.