A estos aspectos de reordenación de la enseñanza, los relativos al mundo de la cultura, propiamente dicha, se centran, como se indicó, en los desarrollos propios de las Letras, las Artes y la Ciencia. Cada uno de ellos tuvo insignes representantes con la particularidad que el “factor político” tuvo diferente visibilidad en cada ámbito habida cuenta que, precisamente en el interior, hubo “intelectuales afectos”, “intelectuales acomodados” e “intelectuales independientes”.
En el campo de las Letras, se encuentran, de entrada, las contribuciones de los intelectuales afectos al régimen o “intelectuales de la victoria” que, con o sin responsabilidades políticas, los conforman las “familias del franquismo”. Aparte de la de los militares (grupo no siempre compacto, pero sí ejerciente), están la tradicionalista, la monárquica, la falangista y la nacionalcatólica.
Tradicionalistas
Entre los tradicionalistas, con el referente de Víctor Pradera, asesinado por milicianos del bando republicano al comenzar la guerra, destaca Elías de Tejada y, en menor medida, Álvaro d’Ors y Rafael Gambra.
Víctor Pradera Larumbe, nació en Pamplona en 1872. Ingeniero y abogado. Destacó como intelectual del carlismo en línea con Juan Vázquez de Mella. Publicó “El Estado Nuevo” (1935), en el que defendía una forma de estado basada en el corporativismo católico y la monarquía tradicional, “como sistema para superar los antagonismos sociales y preservar las peculiaridades regionales enmarcadas dentro de la unidad de España”.
Francisco Elías de Tejada y Spínola (Madrid,1917-1978), fue uno de los principales representantes de la Comunión Tradicionalista en la postguerra. Impulsó la revista “Reconquista” y la editora Montejurra, al tiempo que crearía el Centro de Estudios Históricos y Políticos “General Zumalacárregui”. Ejerció como Catedrático de Derecho Natural y Filosofía del Derecho en diferentes universidades, con la singularidad de permutar su plaza de Salamanca por la de Sevilla que ocupaba precisamente Joaquín Ruíz Giménez y, en medio de este trajín, obtuvo una excedencia para desplazarse a Nápoles con el objetivo de “poner de relieve la permanencia de los valores españoles en este reino”. Ingresó en el Institut d’Estudis Catalans en reconocimiento de sus obras “Las doctrinas políticas de la Cataluña medieval” (1950) e “Historia del pensamiento político catalán” (1963).
Álvaro d’Ors y Pérez-Peix, hijo de Eugeni d’Ors, nació en Barcelona en 1915 y fallecería en Pamplona en el año 2004. Fue un destacado carlista que profesionalmente ejerció también de catedrático de universidad. Su especialidad, en la que obtuvo gran reconocimiento, fue el Derecho Romano, acompañado del Derecho Canónico. Ganó la Cátedra de Málaga, pero al poco tiempo se trasladó a Santiago, desde donde formalizó estrechas relaciones con la Universidad de Coimbra. A principios de los años sesenta se trasladó a la Universidad de Navarra a raíz de su amistad con san Josemaría Escrivá de Balaguer. Previamente había presidido el Instituto Giuridico Espagnolo de Roma, dependiente del CSIC. Fue galardonado con los premios Nacional de Literatura en 1954 y Príncipe de Viana de Cultura en 1999.
Rafael Gambra Ciudad (Madrid,1920-2004), de rancia ascendencia navarra, fue un notable carlista, fundador en su momento de las Juventudes Tradicionalistas. Ejerció como catedrático de filosofía en el Instituto Príncipe de Viana de Pamplona y, durante la contienda, como Alférez Provisional. Contribuyó a la organización de los “Congresos de Amigos de la Ciudad Católica”, colaborando activamente en la revista “Verbo”. Se le distinguió con los premios Verdruna (1965) y Víctor Pradera de Periodismo (1973).
En tanto que la “T” del anagrama “FET y de la JONS”, el tradicionalismo formaba parte del partido “Movimiento Nacional”, pero sus representantes eran más franquistas que falangistas y más monárquicos que franquistas, obviamente, de “su rey”.
Algunos de sus representantes desempeñaron cargos políticos en los primeros gobiernos de Franco (el Conde de Rodezno y Esteban Bilbao como ministros de Justicia en el primero y en el segundo gobierno, respectivamente). D’Ors, sin mayores cambios, se mantendría fiel al carlismo, al extremo de dejar que su nombre figurara en el último lugar de la lista de las elecciones europeas de 1994 a título testimonial.
Elías de Tejada pasaría de un discreto criticismo a un explícito antifranquismo y de clara repulsa a las novedades conciliares. Ya en la nueva época, impulsaría el partido Comunión Católica Monárquica (1977). Aceptó figurar por Sevilla en la candidatura al Senado del partido “Alianza Nacional 18 de Julio”, aunque renunciaría a ello por entender que este partido mantenía aún fidelidad a Franco.
Por último, Gambra que llegará a ser la autoridad suprema del tradicionalismo más ortodoxo, irá distanciándose del régimen por entender que se va dando entrada a posicionamientos “liberales”. Ya en democracia, dará un apoyo tenue al partido “Fuerza Nueva” de Blas Piñar.
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En el campo de las Letras, se encuentran, de entrada, las contribuciones de los intelectuales afectos al régimen o intelectuales de la victoria que, con o sin responsabilidades políticas, los conforman las familias del franquismo Share on X