A los quince años empecé a trabajar, los veranos, en el negocio familiar: una imprenta. Allí pasé cinco años. Entonces sólo se imprimía con el sistema tipográfico y aprendí a componer textos con los «tipos de imprenta». Letra a letra, una a una, raya a raya. Y empecé a conocer todos los tipos de letras que existían fundidas en plomo. Un puñado. Y unos catálogos inmensos donde salían todas las letras posibles que se habían ido dibujando de de Gutenberg.
He recordado estos años pasados después de ver la exposición Alfabetos Mágicos . Cien años con Hermann y Gudrun Zapf que hay en la Escuela Llotja de Sant Andreu. Os animo a ir a verla.
Tipografía viene del griego: típos y graphè, es decir escribir mediante presión. Johannes Gutenberg (1400-1468) fue el que inventó la imprenta, era joyero y comenzó a hacer dibujos de cada letra, dibujadas al revés, a hacer moldes y fundirlos en una aleación de plomo, estaño y antimonio . Llegó a hacer 150 y las hacía imitando la letra gótica que utilizaban los copistas los scriptorium para copiar ejemplares de libros. Es lo que se conoce como «tipos móviles». Las ponía una al lado de la otra y así hacía rayas enteras. Las untaba con tinta, ponía un papel encima, hacía presión y la imagen se transmitía al papel. Después aprovechó una prensa de vino para convertirla en una prensa de imprimir. Así imprimió el primer libro: la Biblia de 42 líneas o Biblia de Gutenberg, llamada así porque cada página tiene 42 líneas.
A partir de aquí se fueron creando nuevos diseños de tipos móviles, todos fundidos en plomo, y los impresores que fueron saliendo iban creado nuevos tipos, nuevas «familias» de letras. Y nuevos estilos: fino, grueso, semigrueso, de palo seco, remate, versalitas, cursiva … En el siglo XX esto cambia por completo cuando aparece la fotocomposición y se da paso a los sistemas fotográficos.
A partir de aquí los diseños de caligrafía tipográfica se multiplican ya que los sistemas fotográficos permiten unas posibilidades insospechadas hasta entonces y mucha gente se pone a diseñar nuevos tipos.
Con esta pequeña introducción os animo a ir a ver la exposición, una exposición hecha para conmemorar el centenario del nacimiento, en 2018, del matrimonio Herman Zapf y Gudrun Zapf von Hesse, matrimonio que se dedicó al diseño de nuevas caligrafías y , ella también, a la encuadernación.
Vale la pena verla ya que se puede captar toda la imaginación puesta en el papel. Desde diseños por plomo del año 1945 con el tipo Gilgengart hasta las letras como Palatino, Optima o Zapfino pasando por la Linotype, Marconi, Saphir, Edison … y así hasta más de doscientas. O simplemente diseños para recreación de la vista como el del cartel de la exposición. No se la pierda. Termina el 10 de mayo.