Cataluña ha sido, desde los inicios de la industrialización en el siglo XIX, el primer territorio del estado por la magnitud de su PIB. Esta característica secular ha pasado a la historia porque Madrid la ha superado. No es una anécdota, sino la expresión visible del decaimiento. De este modo se unen en la comunidad madrileña su mayor renta individual, como expresa el PIB per cápita, y de forma más reciente su importancia económica en términos absolutos.
En relación con el PIB por persona, Cataluña va observando un lento retroceso y en estos momentos ocupa la 4ª posición. Si en lugar de este agregado económico utilizamos un indicador más fino de la situación crematística de la gente, como es la renta de los hogares, Cataluña todavía retrocede un poco más y ocupa el 5º puesto entre las autonomías. Cabe recordar que en 2003 nuestra posición era la 3a. y que ha sido en el transcurso de la última década donde se ha producido este bajón.
En un estudio de Francisco J. Goerlich Gisbert que nos aporta información en términos de renta disponible por adulto equivalente en euros, Cataluña ocupaba el 5º puesto en 2015. Como este trabajo opera en euros de valor constante, permite una interesante reflexión sobre el valor absoluto de la renta de los catalanes. Esta sigue situada por encima de la media española, pero en el transcurso de los tiempos se observa cómo la distancia en euros constantes se va reduciendo en relación con la media, así como se acorta la diferencia en relación con la cola y se aleja de las comunidades situadas a la cabeza: Cataluña pierde posiciones en relación con la renta española y más aún en relación con las comunidades líderes, mientras se acorta la distancia hacia las comunidades de la cola. El diagnóstico parece claro.
Otro factor es la velocidad de recuperación después de la crisis iniciada en el 2008. Tomando este año como referencia, Madrid, Baleares, Murcia, Navarra y País Vasco se han recuperado a mejor ritmo que Catalunya. En este sentido, se rompe aquella idea de que si bien Cataluña en las crisis decaía más, las recuperaciones eran mucho más fuertes, lo que hacía que mantuviera posiciones líderes destacadas.
La fotografía está clara, según qué indicador utilizamos, en cuanto a ingresos, nos situamos en 4 o 5 posición con tendencia a retroceder en el conjunto de autonomías del estado. No puede decirse que sea una posición destacada.
Otro elemento importante es el nivel salarial. En términos de salario medio y en relación al 2019, Cataluña ocupaba la 4 posición, un lugar consistente con lo que antes hemos apuntado sobre la renta y los ingresos familiares.
También hay puntos fuertes. Es el caso de la innovación tecnológica, en la que sólo nos supera Madrid, en el porcentaje de empresas TIC, también en segundo lugar, y de forma destacada en la cifra de negocio industrial en el que Cataluña es líder. Estos tres elementos abren ventanas de futuro que hasta ahora se han manifestado insuficientes para enderezar el decaimiento.
Por su parte, las dificultades que atraviesa el sector del automóvil, una de las cartas fuertes de la industria catalana, puede significar un problema añadido de cara al futuro. En este sentido, la decisión de Volkswagen de instalar la gran planta de producción de baterías en Sagunto y no en las proximidades de Martorell, es un golpe importante para el futuro de nuestra industria.
Una de las fortalezas catalanas es el número de empresas, más de 600.000 sobre el total de 3,3 millones en España. Pero, a su vez, esta importante cifra incorpora una debilidad: la reducida dimensión de las mismas en abundancia de las microempresas que tienen serias dificultades para mejorar la productividad. Sin aumentos del tamaño, nuestro recorrido industrial tiene una poderosa limitación. También no es un dato menor, a pesar de que aparezca en menor medida en los análisis, el hecho de que cada vez más los centros de decisión de la gran empresa no tienen sede en Cataluña, y esto nos coloca en una posición de subsidiariedad frente a la competencia entre comunidades y países.
Un factor que integra la mayor parte de las variables significativas que determinan la situación de la economía de un territorio concreto es la competitividad, y en este sentido disponemos de dos excelentes instrumentos para observarla: el estudio Competitividad y Crecimiento, una perspectiva regional, del BBVA y el European Regional Competitiveness Index. Ambos serán objetos de la tercera parte de nuestro análisis sobre el decaimiento de Cataluña: la situación de nuestra competitividad.