Nadia Calviño se jacta y no para del crecimiento económico de España y de las buenas perspectivas para este año. Y es cierto. Sánchez afirma que «la economía va como una moto». Siendo así, ¿por qué el escenario económico le pasará factura al gobierno de Sánchez?
Aquí tiene 10 razones:
- El dato de fondo: hoy, en términos de renta per cápita, España está casi tan lejos de converger con la renta de la UE como cuando la muerte de Franco en 1975. Sólo hemos reducido la diferencia en 3 décimas en medio siglo y además una ampliación de la UE, que ha bajado sustancialmente su renta media en relación con la que tenía en 1975, cuando la Comunidad Europea estaba formada básicamente por una gran mayoría de los países más desarrollados.
- Disparidades salariales. Además de que los ingresos crecen poco se produce una creciente disparidad salarial. Por un lado, porque las personas en edad de trabajar crecen, sobre todo a expensas de la inmigración que tiene una productividad y unos salarios más bajos, excepto un pequeño grupo de élite de origen sobre todo europeo que se ha trasladado a España y que alcanza retribuciones superiores en un 19% en la media. Pero este hecho no altera el bajón de hacer crecer la actividad, incorporando personas a sectores de poca productividad. Por ejemplo, mientras que los salarios no han crecido o poco, los de los especialistas en el sector digital han aumentado un 40% en 4 años. Estos desequilibrios generan malestar social.
- Crece el PIB, pero lo hace por la exportación y el turismo, es decir por rentas que tienen su origen en el exterior, mientras el consumo interior sigue reduciéndose. Es un síntoma claro que mucha gente sufre pese a que el PIB aumente. El talón de Aquiles de nuestra economía es que gran parte de las exportaciones son posibles porque los salarios son comparativamente bajos. Éste es un círculo vicioso que presenta indicadores de buena marcha económica y a la vez de bajos ingresos en la población.
- Este hecho se manifiesta en los datos de Eurostat que señalan la pérdida de poder adquisitivo de España, la mayor de toda la UE, por encima del 5% en 2022 y el 8% desde 2019.
- Somos el 4º país con mayor riesgo de pobreza y exclusión social y uno de los primeros en pobreza infantil. El famoso escudo social simplemente no ha funcionado.
- No puede decirse que el problema número 1 sea el paro cuando hay 150.000 empleos sin cubrir, sino la baja productividad que está en la raíz de todas las demás dificultades y malestares.
- La gran oportunidad, los fondos Next Generation, que debían dinamizar y transformar la economía, sencillamente no llegan a manos de sus destinatarios. De hecho, sólo entre un 16 y un 20% han alcanzado esta finalidad y en consecuencia se está perdiendo una clara opción de reavivar la actividad económica dotándola de mayor productividad.
- Es muy grave la carencia de eficacia de la administración pública a la que ya nos hemos referido en alguna otra ocasión. Este hecho perjudica gravemente la actividad económica y esta lenta e ineficaz burocracia ahoga y crispa. En este contexto, la situación de la administración de justicia es particularmente grave y su estado es más propio de un país escasamente desarrollado que de un miembro de la UE. Existe un claro desequilibrio entre la magnitud económica de España y la capacidad de sus diversas administraciones públicas.
- El sector servicios y especialmente la banca gana rentabilidad a base de descargar trabajo y costes sobre el sector privado y este hecho perjudica gravemente a las empresas, a la vez que crea malestar por los abusos continuados que se llevan a cabo.
- Finalmente, el gobierno tiene el dogal en el cuello de su falta de credibilidad en las promesas y la arbitrariedad con la que han sido formuladas. Lo que hizo Sánchez en la pasada campaña electoral de las municipales y autonómicas, anunciando medidas como premios de la lotería en cada uno de sus mítines, aún derrumban más esa credibilidad.