Cataluña sufre de dos males. Un conjunto creciente de problemas acumulados, que no sólo no se abordan bien, sino que empeoran, y un gobierno poco representativo (33 diputados de 135) que además es muy deficiente en su gestión, previsión, planificación y prioridades.
Hay que mover a la sociedad civil más allá de los partidismos políticos para cambiar ese estado de cosas. Un primer paso de preparación es abrir el debate sobre cuáles son los problemas más graves que sufrimos: ¿Cuáles son nuestras debilidades como país y sociedad? ¿Cuáles son nuestros puntos fuertes, lo que mejor nos puede servir para mejorar? ¿Qué amenazas tenemos encima, en el sentido de causas ajenas y externas a nosotros, que pueden afectarnos negativamente?
Responda la encuesta que debe servir para alimentar, primero un debate que queremos extender, para dotar de conciencia a la sociedad de cómo estamos, como paso previo a adoptar iniciativas cívicas.