¿Y cómo puede ser si el PSC logra 41 diputados, 8 más de los que tenía, y el 29,4% de los votos, más de 6 puntos porcentuales que en febrero de 2021? ¿Cómo puede ser si el independentismo pierde por primera vez la mayoría absoluta del Parlament porque JxCat, ERC y la CUP no suman?
Pues pasa por un cruce de razones numéricas y políticas:
Con 33 diputados, los mismos que ahora tiene ERC, Illa no va muy lejos para gobernar. Los diputados que le aporta su socio natural Catalunya en Comú, que son 9, sólo le permiten llegar a 50 escaños, muy lejos de la mayoría necesaria de los 68. Solo el tripartito, con el añadido de los 26 de ERC, le permitirían la mayoría holgada para gobernar, y contando solamente con los escaños de ERC, quedaría justo en el umbral de la mayoría absoluta.
Por tanto, el resultado socialista no le aporta una solución numérica contundente, pero sobre todo no le aporta por dos razones políticas.
La primera, porque ERC difícilmente pasará a formar parte como elemento menor de un gobierno presidido por Illa, su desgaste de cara al votante independentista sería demasiado grande. Pero, sobre todo, la causa principal se deriva de que Illa y el PSC son simples subalternos de Sánchez y éste necesita absolutamente no ya de los votos independentistas, sino de los de Junts para seguir gobernando. Si le falla uno de estos dos partidos, su legislatura está terminada.
Y la respuesta a esta difícil ecuación pasa sencillamente por un gobierno independentista en Catalunya que cuente con la abstención del PSC. De esta forma sin alcanzar los 68 escaños necesarios puede llegar a gobernar con relativa comodidad, con una minoría calificada, siempre eso sí, sometido al dogal de la presión del PSC que, de esta forma, asegura al gobierno Sánchez que los diputados de JxCat y ERC en el Congreso se portarán bien, porque tiene en su mano pulsar el botón que derriba al gobierno en Catalunya.
En definitiva, se trata de un juego cruzado de necesidades. La del presidente del gobierno español con su dependencia de los partidos catalanes es evidente; se trataría de generar una dependencia simétrica del PSC en Cataluña. Y ese es el papel de Illa, que es una persona moderada, disciplinada y atenta a las necesidades que marque el secretario general del PSOE.