Las últimas cuatro encuestas (Gesop, 40db, Sociométrica y EM Analytics) publicadas, dos el día 23, una el 21 y otra el 16 de abril, no presentan discrepancias significativas. El PSC sería el ganador con unos 39 escaños y un porcentaje que se sitúa entre el 26% y el 28% de los votos, aunque la tendencia parece que sea ligeramente a decrecer.
JxCat obtendría aproximadamente 1 voto sobre 5 y entre 33 y 34 escaños. Sería, por tanto, la segunda fuerza y ganaría su particular carrera con ERC. La tendencia parece estable, pero en realidad la campaña comienza ahora cuando ya se ha votado en el País Vasco.
ERC cae y se sitúa en torno al 18%. Podría conseguir entre 27 y 29 escaños y, en consecuencia, vería castigada su política, pese a la ventaja de ocupar la presidencia de la Generalitat en un período de ingresos relativamente elevados.
El PP realiza una gran remontada y se sitúa en cuarto lugar. Es lógico, puesto que parte de niveles muy bajos. Ahora lograría 13 escaños, beneficiándose de la práctica desaparición de Cs y de algún escaño que obtendría de Vox.
Ese partido, Vox, se situaría en torno al 7-8% de los votos y podría sacar entre 9 y 11 diputados. Si se moviera por la banda alta mantendría su actual peso parlamentario, pero está claro también puede perder 1 o 2 que parece lo más probable porque su tendencia es a decrecer ligeramente en beneficio del PP.
Los Comuns, por su parte, registran una importante caída que pone de relieve la decadencia política que viven las dos mujeres que los impulsaron. Sobre todo la de Ada Colau, el pívot de su renacimiento político, que ya se sabe que el alma de los comuns es la extinta IC, y la más reciente y débil de Yolanda Díaz. Alcanzarían entre 6 y 7 escaños que, en relación con los 8 actuales, significaría una pérdida. Se verían superados por Vox y no superarían el 6% de los votos, se moverían en la franja de unas décimas por debajo. La mayor probabilidad es que obtengan 6 diputados.
La CUP retrocede y pasaría de 9 diputados a 5, quizás 6. Una pérdida, por tanto, muy importante. En términos relativos se movería en torno al 5% de los votos, pero podría todavía bajar más porque su tendencia no es buena. Las fugas hacia Junts y algo también hacia Aliança Catalana la perjudican porque a su vez no obtiene votos de otras fuerzas.
Por último, Aliança Catalana, el partido de la alcaldesa de Ripoll, parece que podría obtener representación parlamentaria con 1 diputado y en torno al 3% de los votos, décima arriba décima abajo; si bien cuando se mueve en márgenes tan estrechos la incertidumbre planeará hasta el último momento.
Con estos resultados, gobernar no será nada fácil.
Illa está muy lejos de conseguir una mayoría de gobierno porque con los que lo tiene más fácil, los Comuns, quedan muy lejos de los escaños necesarios, que son 68. Un pacto con ERC le podría dar justo quizá la mayoría necesaria, pero no es claro, al margen de la dificultad del partido de Junqueras tras ver cómo su política no es bien aceptada por el electorado, no parece prudente que profundizara más en esa línea.
Un pacto tripartito como el que ya gobernó con Maragall y Montilla es el que tendría un margen más claro, pero el interés por reproducir esta fórmula es dudoso por parte de ERC. Está claro que de “perdidos al río” y se puede ensayar un acuerdo de este tipo que dejaría a JxCat fuera de juego.
El acuerdo independentista es difícil . ERC y Junts no llegan a la mayoría absoluta y no hay garantía de que la CUP saque suficientes diputados para hacerlo. Por otra parte, una alianza de este tipo sería muy inestable por el tipo de política contra la que sistemáticamente llevan a cabo los cuperos.
Una alianza entre PSC y JxCat también tendría un amplio margen de posibilidades, pero no parece que sea una posibilidad concordante con el ADN de ambos partidos.
Illa, por tanto, se presupone que será el ganador, pero en ningún caso significaría que sea el futuro presidente, además su liderazgo es muy débil.
De acuerdo con la encuesta Gesop publicada en El Periódico el 23 de abril, sólo 1 de cada 5 catalanes tiene preferencia por él y eso que su nota media indica que es una persona que presenta rechazos moderados, pero también adhesiones muy limitadas. Puigdemont, que es un ejemplo de liderazgo polarizador, está a sólo 1,8 puntos de distancia por debajo, en cuanto a las preferencias de los catalanes para ser presidente. Pero mientras Puigdemont obtiene una nota muy alta entre sus votantes, un 7,5, Illa solo alcanza un aprobado alto, un 6,7.
En este mismo sentido, cabe decir que solo el 62,5% de los votantes del PSC le prefieren como presidente. Por tanto, todo apunta a que si es Illa quien ocupa este lugar tendrá que ganárselo cada día porque de entrada el 80% de la población no le mirará con buenos ojos.
Claro que no se consuela es porque no quiere, porque la situación del actual presidente Aragonès es aún peor. Pese a disponer del teórico carisma de su cargo, que en principio es muy alto en Catalunya, Aragonès sólo logra la preferencia del 14,5% de los catalanes. Y lo que es más escandaloso, solo es el preferido por el 39% de los votantes de ERC, lo que equivale a decir que la mayoría de su partido no le prefiere como presidente. Es evidente que con estos registros tiene poco que hacer.