Pedro Muñoz Seca, escritor y autor de teatro, creador de un nuevo género denominado “astracanada”, caracterizado por una búsqueda de la comicidad a todo trance, incluso a costa de la verosimilitud y desfiguración del lenguaje natural.
Perteneció a la generación del 14 o novocentismo. Nace en El Puerto de Santa María el 20 de febrero de 1879 y fallece, fusilado, el 28 de noviembre de 1936, en Paracuellos de Jarama, en una “saca” llevada a cabo por un piquete republicano, junto a otros ciento doce presos.
Sus primeros estudios los había cursado en un colegio jesuita de su ciudad natal, coincidiendo con Juan Ramón Jiménez. Luego, se licenciará en Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad de Sevilla en el curso 1900-1901. En esta época, llevaría a cabo sus primeros estrenos. Después de “República estudiantil” (1898) en Sevilla, la obra cómica de un solo acto, “Las Guerreras” (1901) y en El Puerto de Santa María, el sainete “El Maestro Canillas” (1903).
Al poco tiempo, se traslada a Madrid y, a la vez que ejerce de profesor de griego, latín y hebreo, pone en marcha “El Contrabando” (1904). Se casa con la cubana María de la Asunción de Ariza y empieza a trabajar en el Ministerio de Fomento. Su fama va en aumento, consagrándose con su obra más emblemática, “La venganza de Don Mendo” (1908).
Sus representaciones llenaban los teatros, originando envidias y críticas interesadas. Sin embargo, su labor continuaba con ardor: “Los extremeños se tocan” (1926), una comedia musical o zarzuela sin música; “La oca” (1931), siglas de “libre asociación de obreros cansados y aburridos”, obra esta que inicia sus sátiras contra la República. Con esta intención siguen, entra otras, “Aniceto se divorcia” (1932); “La voz de su amo” (1933); “Marcelino fue a por vinos” (1935)… Y así en un recuento de casi doscientos títulos, desde el citado telonero de 1898 hasta el postrero en 1936, “La tonta del rizo”.