En su conjunto, Cataluña elige 48 diputados en el Congreso, el segundo grupo más importante después de Andalucía. Su gran mayoría procede de Barcelona, lo que hace muy proporcional su distribución, para que en las circunscripciones más pequeñas, especialmente en Lleida, el margen de representación da para tres o cuatro partidos, y los votos de los que quedan en lugares posteriores no tienen representación. También se da, como en toda España, que el número de votantes por diputado varía, favoreciendo las circunscripciones pequeñas. En definitiva, los partidos con implantación destacada en toda Cataluña se ven favorecidos. No es una mala cosa, y es común a muchos sistemas electoral.
En las primeras elecciones de 1982, los partidos de ámbito estrictamente catalán obtuvieron 13 escaños, 12 de CIU y 1 de ERC. En las siguientes se produjo el salto de CiU hasta los 18, absorbiendo votos de Izquierda y de centristas de Cataluña más tarde. Fue su cota más alta.
En este periodo, digamos clásico, el mejor momento para ERC fue en 2004, cuando alcanzó 8 escaños por 10 CIU, su nivel mínimo. Pero en las siguientes se recuperó CiU alcanzando los 16. En esta fecha 2011 fue el momento de máxima presencia catalana del período, 19 diputados. Hay que decir en relación a los inicios que la circunscripción de Barcelona disfrutaba de un diputado más.
A partir de 2015 el panorama se transforma radicalmente: entra en juego el factor independencia, CIU se deshace y acaba desapareciendo UDC, y transformándose CDC hasta hacerse irreconocible.
El baile de nombres es considerable, PDeCAT, Democracia y Libertad, Juntos por Cataluña. La otra característica es la ascensión de ERC que, por primera vez hace el sorpaso los herederos de CDC, con 9 diputados contra 8. La presencia catalana en el Congreso se reduce hasta los 17 escaños, y luego aumenta 22 en 2019, y 23 en 2020 con la entrada de la CUP con dos diputados. ERC alcanza los 15 escaños en 2019, pero perderán dos en las últimas, y Juntos por Cat se mantiene en su marca 7-8.
La representación de partidos catalanes ha crecido 4 diputados desde 2011. Es un progreso claro, pero la correlación interna ha variado mucho.
En todo caso -y es lo que quiero señalarse se dan unas circunstancias extraordinarias: desaparición del bipartidismo, gran fragmentación en el congreso, que hace que un diputado valga su peso en oro, máxima presencia catalana. Numéricamente tienen la sartén por el mango para la formación de gobierno.
Y aquí viene la pregunta. Después de la crítica, nada justa, a la estrategia histórica de «pescado al cueva», el actual planteamiento de máximos a dónde conduce?. De qué sirve a los catalanes, en Cataluña, a su gente, empresas, intereses y necesidades, a nuestra lengua y cultura, tener esta situación tan decisiva?
La respuesta evidente es la nada, porque el planteamiento de máximos, el maximalismo, impide llevar el plato a la mesa. El voto catalán a partidos catalanes nunca ha sido tan poco útil como ahora que somos más y más determinantes
Algo muy importante no encaja en todo esto.
Josep Miró y Ardèvol: Lo más importante que he hecho en mi vida es casarme con Muntsa, tener hijos, Marc y Josep y, pero eso ya es una feliz derivada, una nieta, Anna. Lo más grande que me ha sucedido es haber dispuesto del don de la fe. A partir de ahí, todo lo demás son consecuencias o complementos.
1 comentario. Dejar nuevo
los preso de los independentistas llegan las cárceles
las bamtera de la catalanas en la calle