Este mes de julio será muy decisivo para constatar qué configuración acaba tomando la opción u opciones electorales del catalanismo, si bien es muy posible que los acuerdos no se lleguen a cerrar hasta primeros de septiembre. En este momento hay contactos fluidos en todas direcciones. Unos formales, básicamente entre Units y el PNC, y otros más informales, pero también muy reales, de estas dos fuerzas por separado con Lliures y La Lliga, y también de estos dos últimos entre ellos y convergentes.
Hay interés por parte del PNC en negociar puntos del programa, los que serían los más importantes, pero en todo caso este trabajo aún no ha comenzado. También hay contactos para incorporar personas de otras formaciones, en concreto de Lliures y de La Lliga, a alguna de las listas electorales. Posición que obviamente no satisface las expectativas de estos grupos, que pueden intentar alterar esta dinámica si se configuran como un solo bloque negociador, lo que no está bien definido aún.
Tres puntos son decisivos en el escenario actual:
- ¿A qué electorado se dirige la nueva opción? Para el PNC la opción válida es aquella que se dirige a captar votantes independentistas y reducir el número de diputados de estas formaciones. Todos los planteamientos están en función de esta finalidad. Por parte de Units y en boca de su candidato, el teniente de alcalde de Seguridad en el Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, la opción es dirigirse a todo el catalanismo presentándose como alternativa a la opción independentista y, por tanto, buscando el voto de este perfil que en las últimas elecciones se refugió en Cs y también aquella parte de voto independentista que ya está cansada del fracaso y la pérdida de tiempo que se ha producido. La cuestión de fondo es cuál de estas dos líneas acabará siendo la que elija la opción electoral. Y la gran pregunta es si se pueden compatibilizar las dos. Esta cuestión también determina fuertemente el candidato.
- El segundo punto en cuestión es ¿quién liderará la candidatura? Los nombres que hay sobre la mesa son muy claros; Marta Pascal por un lado, y Albert Batlle por otro. Los dos tienen una trayectoria política bien identificable, si bien Batlle ofrece una experiencia de gestión pública que Pascal no tiene, aunque todo el mundo le reconoce su valía política. Albert Batlle ha sido concejal de Deportes en el Ayuntamiento de Barcelona, director general de prisiones en la Generalitat, director general de la policía de Cataluña, y ahora teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana. Es, por tanto, un hombre curtido en lugares y condiciones difíciles. Marta Pascal procede nítidamente del terreno independentista y en este sentido es un referente que puede atraer a personas de este ámbito, pero fue rechazada por aquellos que siempre han visto esta opción en términos críticos. Batlle es una garantía, porque siempre ha tenido una trayectoria inequívocamente catalanista y siempre ha marcado una clara distancia con el procés, hasta el extremo de haber dimitido de su cargo en la policía. Se puede ver de esta manera cómo el tipo de electorado que se acabe yendo a buscar marcará mucho la elección de la persona que vaya delante.
- El tercer punto es qué puede ofrecer cada partido en términos de rendimiento electoral. Units presenta una ventaja clara, la de los derechos electorales, que no tiene ninguna otra formación y que otorga un mejor posicionamiento de cara a las elecciones. El PNC, por su parte, puede presentar una mayor capacidad territorial, aunque no extraordinaria. En el mejor de los casos podría llegar, si se producen nuevas incorporaciones, a un millar de personas en toda Cataluña, que objetivamente es poco, pero comparado con las otras organizaciones, sería más. Units, en contrapartida, puede exceder a un cierto número de cargos públicos en ejercicio en los diversos ayuntamientos y evidentemente la trayectoria como diputado en el Parlamento de Cataluña de Ramon Espadaler.
Todo está, por tanto, bastante equilibrado, y a la hora de la verdad la fuerza negociadora se decantará por aquel que aguante la apuesta hasta el último minuto.
Dos hechos pueden modificar estos equilibrios: uno de ellos sería que los partidos Lliures, Units y convergentes manifestaran públicamente su apoyo a uno de los dos candidatos, porque esto dejaría a la otra parte en una posición más débil. La otra variable importante es quién y cómo resuelve la cuestión de la financiación para ir a las elecciones, un tema absolutamente determinante.
En todo caso será decisivo que lleguen a un acuerdo lo más amplio posible, porque si éste no se produce, la alternativa del nuevo gobierno de Cataluña oscilará entre la prolongación del actual independentismo o una especie de tripartito inspirado en los bipartitos que gobiernan en Madrid y en la ciudad de Barcelona, que tendría a ERC como formación principal, si las encuestas no fallan, pero el eje estaría en manos de socialistas y comunes, que son en definitiva los que gobiernan en Madrid y en Barcelona.