En la festividad de la Virgen de Montserrat de este año se inició la adoración perpetua en el templo del Sagrado Corazón de Girona. Con la de Girona ya son 10 las adoraciones perpetuas hoy en Cataluña: hay diez templos donde el Santísimo expuesto es adorado y acompañado 24 horas al día y 365 días al año. La misma iglesia del Sagrado Corazón acoge una joven comunidad de monjas del Instituto del Verbo Encarnado, es la sede de las plegarias semanales de los jóvenes de Hakuna y las de Efatá, y también de las reuniones de los grupos de matrimonios del Proyecto de Amor Conyugal. Un templo que hace pocos años tenía un futuro más que incierto y ahora se ha convertido en el centro de espiritualidad católica más activo de la ciudad de Girona.
En la misma ciudad, la parroquia de Sant Salvador d’Horta ha tomado un nuevo impulso cuando el obispado ha cedido unos espacios parroquiales a los grupos de matrimonios y familias del Movimiento laical de Schoenstatt. Un ejemplo claro de cómo los movimientos no tienen por qué estar en las parroquias, sino que pueden servir para reavivarlas, al menos unas cuántas, pues quizás no hay suficientes fieles para todas. La Asociación de Amigos del Monasterio de Sant Daniel, además de ayudar a las monjas de la comunidad, fomenta la espiritualidad por varias vías e invita a compartir periódicamente la plegaria de vísperas de los sábados.
En Bescanó, en la iglesia de Sant Sebastià, restaurada hace años por el Ayuntamiento y sin que después haya tenido prácticamente ningún uso religioso, ahora una comunidad ortodoxa rumana hace sus celebraciones litúrgicas. Mucho más largas que nuestras misas dominicales, y con abundancia de incienso, iconos y cantos. También muchos fieles procedentes de Latinoamérica nos enseñan a celebrar la fe con más emoción y sentimiento.
La frase “el cristiano del siglo XXI será místico o no será” es de Karl Rahner, teólogo que tenía poco de conservador. Lo mismo que André Malraux, que pronosticó que «el siglo XXI será místico o no será». Así, cuando todavía no hemos acabado el primer cuarto del siglo XXI, parece que estas profecías poco a poco van cogiendo cuerpo en nuestra iglesia, en medio de todas las contradicciones de nuestro tiempo en las cuales aquella está inmersa.
El misionero claretiano José Manuel Marín Mena hacía la siguiente reflexión en Twitter:
“Una gran limitación del “catolicismo progresista” es que necesita un ambiente de catolicismo tradicional. Su principal orientación es deconstructora, concretamente desacralizadora. Imaginaos una sociedad donde no quedara ni resto de las parejas monógamas. ¿Tendría sentido que hubiera gente que se esforzara a deconstruir la pareja monógama? Creo que no. Parece inútil esforzarse a deconstruir lo que no existe.”
Hablando de parejas, he mencionado antes el Proyecto de Amor Conyugal, un nuevo camino impulsado por laicos católicos que tiene como carisma explorar y explotar la potencia espiritual del sacramento del matrimonio. En el cristianismo el matrimonio no es una institución cualquiera. La Biblia se inicia con Adán y Eva y se cierra con las bodas del Cordero, entre Jesucristo y su Iglesia. San Pablo en la Carta a los Efesios pone el amor de Cristo a su Iglesia como modelo del amor conyugal fecundo y perdurable: “Maridos, estimáis vuestras mujeres, tal como Cristo ha amado la Iglesia y se ha entregado por ella.” (Ef. 5, 25)
En un tiempo en que el matrimonio no está de moda, en que las relaciones de pareja se rompen con gran facilidad, con los consiguientes daños para los hijos y para la parte más débil de la pareja, el remedio no está al diluir el matrimonio asimilándolo a cualquier otro tipo de convivencia en pareja, ni en rebajar aquello que podemos esperar del amor conyugal, ni ponerlo bajo sospecha. Lo que se trata de mostrar su singular grandeza, la inagotable riqueza humana y espiritual que el sacramento matrimonial ofrece a marido y mujer. Las parejas que se acercan al Proyecto de Amor Conyugal descubren una nueva dimensión del matrimonio y se dan cuenta que tiene por delante un camino maravilloso para hacer juntos.
Quienes dominan el mundo a nivel económico, cultural y político pueden imponer modas, formas de vivir, de pensar, pueden seducir o meter en cintura gobiernos. Incluso pueden ganarse para su causa la jerarquía de la iglesia católica alemana, la más rica del mundo, económicamente hablando. Pero se les escapa el Espíritu Santo, que sopla donde quiere (Jn 3, 8). Y ahora el Espíritu sopla a favor del amor conyugal. El Espíritu siempre actúa, en el siglo I y en el XXI, en Girona y en el mundo entero.
Artículo publicado en el Diari de Girona el 19 de junio de 2023