La Generalitat sobre todo por iniciativa de ERC, ha decidido prolongar 10 días más el cierre de bares y restaurantes. Contrasta fuertemente esta medida con la situación de Madrid que, partiendo de niveles mucho más altos de afectación por la Covid-19 que Cataluña, ha conseguido reducirlos rápidamente hasta situarse por debajo del nivel catalán, por lo que a fecha de ayer jueves 12, tenía una incidencia acumulada (casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días) de 328.89, mientras que en Cataluña estaba situada en 589,08. Su tasa de positivos en relación con las pruebas hechas era también mucho mejor, 8,17% contra 12,05% de Cataluña, considerando además que Madrid hace el doble de pruebas que nuestro país. El experto Oriol Mitjans, que fue uno de los hombres clave crítico con las políticas del departamento de Sanidad y independentista confeso, declaró este jueves en TV3 que los buenos resultados de Madrid son debidos sobre todo al uso masivo de test de antígenos para detectar los contagios y poder actuar rápidamente. Precisamente esta es la medida que él propone y que la Generalitat no ha atendido.
Un reciente informe publicado en la revista Nature por investigadores de las universidades de Stanford y Northwestern con datos de 98 millones de personas de EE.UU., recogidas entre marzo y mayo, constatan que efectivamente los bares, los hoteles y los gimnasios son lugares de alto riesgo, pero a la vez consideran que esto se puede reducir sustancialmente limitando el aforo de los locales internos al 20% y de esta manera evitar su cierre. Si a este hecho se le añade que el estudio se refiere a espacios cerrados y no en las terrazas, en las que el riesgo es mucho menor, queda claro que una línea de actuación es la limitación sustancial del aforo interior y facilitar al máximo que lleven su actividad en la calle en condiciones. El estudio no tiene en cuenta otros aspectos que se han revelado decisivos, como es la renovación del aire y el tratamiento del mismo para destruir los virus. Este segundo enfoque permitiría mejorar el aforo inferior en condiciones seguras. La medición de los niveles de CO2 de los espacios cerrados aportarían un indicador claro de si la renovación es suficiente o no. Pero nada de esto se plantea la Generalitat, que continúa con el criterio más bien medieval, de muerto el perro se acabó la rabia.
A este hecho hay que añadir las ridículas ayudas que la Generalitat aporta para compensar las pérdidas y la pésima gestión que ha demostrado una vez más el consejero Chakir El Homrani con las escasas ayudas disponibles, provocando una indignación generalizada. Recordemos que es el mismo político que también ha fracasado rotundamente con la aplicación de la renta de ciudadanía y el que era el responsable de las residencias hasta que la elevada mortalidad en ellas hizo que Torra le retirara la competencia para traspasarla a Sanitat . En un gobierno normal este consejero, que también es de ERC, habría sido destituido por incompetente desde hace meses.
Por si todo esto fuera poco, la información facilitada por la Generalitat sobre la ejecución presupuestaria revela que la Generalitat tiene en estos momentos un superhàbit de más 300 millones de euros que si se tienen en cuenta además las empresas públicas catalanas, se acerca a los 1.000 millones. La pregunta es ¿por qué está haciendo este ahorro la Generalitat en un momento que desde la UE se reclama hacer gasto y más gasto, y cuando los sectores de la hostelería, la cultura, los hoteles, los gimnasios, otros y los autónomos en general, las medidas de la Generalitat los han situado en el pacto del hambre. Es difícilmente explicable que en estas condiciones el gobierno dirigido, es un decir, por Aragonés se guarde 1.000 millones de euros .
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