Diagnóstico político de la sociedad catalana según las encuestas de opinión política (II)

La identidad nacional de los catalanes es plural como en la mayoría de sociedades complejas, aunque con dos grandes grupos hegemónicos.

Uno es el de sentirse tanto catalán como español. Según las encuestas del CEO, alrededor de cuatro de cada diez ciudadanos (aprox. 38-40%) se sienten tan catalanes como españoles.

Junto con ellos, existe el otro gran grupo, que antepone su catalanidad: alrededor del 40% se identifica principalmente como catalán (ya sea » sólo catalán » o «más catalán que español «). En cambio, los identificados primordialmente como españoles son minoría (en torno al 14% sumando «solo español » o «más español que catalán «).

Esta estructura se ha mantenido relativamente estable con ligeras variaciones a lo largo de las últimas décadas. Es decir, la mayoría de la población combina sentimientos de pertenencia, mientras que quienes se sienten exclusivamente catalanes superan ampliamente a los exclusivamente españoles, reflejando la fortaleza de una identidad catalana propia .

Cabe señalar que también existe un porcentaje de población (alrededor del 9-10%) que no encaja en el eje catalán-español porque procede de otros orígenes nacionales (“otros”).

Cataluña es una sociedad diversa que ha recibido migraciones de dentro y fuera de España; estas personas pueden identificarse con otros países (por ejemplo, Marruecos, Rumanía, América Latina) o definirse simplemente como catalanes de adopción sin el componente español. En cualquier caso, el bilingüismo identitario domina: casi el 80% de los catalanes se sienten al menos en parte catalanes, y la mitad o más combinan ambas identidades. Esto ha resultado en un terreno de entendimiento común para muchos: incluso entre autonomistas y federalistas que no desean la independencia, es corriente reconocer la identidad nacional catalana junto a la española.

la mezcla cultural en la zona metropolitana ha creado muchas identidades híbridas

En generaciones jóvenes, la identidad exclusivamente catalana tiende a estar algo más extendida que entre los mayores. Sin embargo, la dualidad sigue siendo importante también entre los jóvenes. La identidad nacional se entrelaza con la lengua familiar y su origen: catalanohablantes de familia tienden más a identificarse sólo como catalanes, mientras que castellanohablantes suelen inclinarse por identidades duales o más españolas. Sin embargo, la mezcla cultural en la zona metropolitana ha creado muchas identidades híbridas.

Diferencias territoriales: Área Metropolitana vs. Resto

El territorio catalán presenta contrastes sociopolíticos marcados entre el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y la Cataluña interior o no metropolitana.

El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y su corona urbana

El AMB (Barcelona y su corona urbana) concentra más de la mitad de la población catalana y tradicionalmente ha sido un bastión de votantes de clase trabajadora, muchos de origen inmigrante (llegados en oleadas desde otras regiones de España en el siglo XX), con predominio del castellano como lengua habitual.

Este «cinturón industrial » o «cinturón rojo » de Barcelona se caracterizaba por un fuerte apoyo al PSC-PSOE y a opciones de izquierda no independentista. Actualmente, sigue siendo el caladero principal del voto socialista y de los comunes (izquierda alternativa), si bien que en una medida mucho menor y de signo decreciente, aunque en años recientes también ha surgido apoyo a partidos unionistas de centroderecha (Ciudadanos en 2017 tuvo su mayor apoyo) y un crecimiento puntual de Vox en algunos barrios populares.

El sentimiento independentista es significativamente menor en el área central metropolitana que en el interior rural: por ejemplo, comarcas dentro de Barcelona y Tarragona con alta población hispanohablante registraron mayorías por el “No” a la independencia en los últimos sondeos (en torno al 60% contra la secesión), mientras que en muchas comarcas rurales del interior y los Pirineos dominaba el «Sí».

Esta brecha territorial se manifiesta también en la participación: ha habido divergencias en el patrón de voto entre la costa y el Área Metropolitana versus la Cataluña interior, especialmente visibles en las elecciones de 2021 y 2024. Por ejemplo, en 2021 la menor participación en el AMB (desencanto del electorado unionista) propició una mayoría parlamentaria independentista, mientras que en 2024 una mayor movilización en Barcelona y su área llevó al triunfo del PSC y a la inversión de mayorías.

Cataluña interior, norte y las comarcas rurales

Fuera de la conurbación barcelonesa, la Cataluña interior, norte y las comarcas rurales presentan un perfil diferente: población más envejecida y dispersa, predominio del catalán como lengua materna, mayor sentimiento nacional catalán y afinidad con partidos independentistas (ERC, Junts per Catalunya; que todavía capitaliza el voto posconvergente).

Ciudades medias como Vic, Manresa o Gerona son núcleos con fuerte catalanismo sociológico. Sin embargo, también existen ciudades industriales fuera de Barcelona (por ejemplo, Tarragona, Reus, Lérida) donde el voto obrero y unionista tiene peso. En general, la “Cataluña dual” territorialmente sigue vigente: una Cataluña urbano-industrial de izquierdas en el litoral y las áreas metropolitanas, frente a una Cataluña más homogéneamente catalanista y algo más conservadora en el interior.

Cualquier diagnosis de la sociedad catalana debe tener en cuenta esta geografía: los votantes del área central (Barcelona y su entorno) constituyen el grupo más numeroso y determinan en gran medida el rumbo político, inclinándose por opciones de izquierda moderada y convivencia identitaria; mientras que los votantes de comarcas interiores tienen una voz sobredimensionada en el debate identitario y cultural, siendo el núcleo duro del independentismo.

La ciudad de Barcelona

La ciudad de Barcelona es de por sí un microcosmos del conjunto solo que organizados en forma de barrios y distritos donde se reproduce el carácter fundamentalmente nacional catalán o el más marcado por la pertenencia española, junto con el eje derecha-izquierda con el predominio histórico de esta última.

En este caso los resultados políticos, sobre todo en términos de alianzas y alternativa de gobierno, las izquierdas tienen una ventaja indudable ya que el eje catalán-español dentro de su espacio no impide la alianza para gobernar o apoyar, mientras que en el del centro y la derecha las incompatibilidades son radicales, como muestra el voto del PP al socialista Collboni para la alcaldía de Barcelona, ​​a fin de evitar que el ganador Trias, de Junts per Catalunya, llegara a alcanzarla. Una práctica similar en el campo de la izquierda es inimaginable.

imposibilidad de que la derecha gobierne como lo hizo con Pujol en Catalunya y en Barcelona.

Esto significa algo muy importante: la existencia de una cultura compartida en el campo de la izquierda, por encima del eje España-Cataluña, que es inexistente en el caso de la derecha. Esta debilidad cultural se manifiesta en otros muchos ámbitos, de modo que estas organizaciones en el caso de Cataluña tienen en las cuestiones de orden moral y antropológico, que definen especificidades culturales, similares a las de la izquierda, sólo que más matizadas. Carecen de una cultura política propia, quizás con la única excepción de la recién aparecida Aliança per Catalunya. Y ya se sabe qué significa esto, si es que Gramsci tenía razón —y parece que sí. La imposibilidad de que la derecha gobierne como lo hizo con Pujol en Catalunya y en Barcelona .

Lengua: catalanohablantes y castellanohablantes

La realidad lingüística catalana es bilingüe. El castellano es la lengua inicial (materna) de aproximadamente la mitad de la población, mientras que el catalán es lengua inicial de cerca de un tercio de los habitantes, y el resto tienen otras lenguas de origen (árabe, rumano, amazige, etc.) o combinaciones familiares.

Según la última Encuesta de Usos Lingüísticos de la Población (EULP 2023)el 29% de los catalanes declara el catalán como lengua inicial, frente a un 49% el castellano como lengua inicial, con el 22% restante repartido entre bilingües iniciales u otras lenguas. Sin embargo, la lengua de identificación (en la que la persona se siente más cómoda) y la lengua habitual pueden diferir de la materna a causa del bilingüismo: por ejemplo, muchos catalanes castellanohablantes han incorporado el catalán en su vida diaria. De hecho, un 80% de la población sabe hablar catalán y más del 90% lo entiende, aunque sólo alrededor de un 36% lo utiliza como lengua habitual principal (dato de 2018, en descenso). Hay una tendencia a la baja en el uso habitual del catalán , preocupante en sectores que lo atribuyen al cambio demográfico y a hábitos culturales (sobre todo en el AMB, donde el castellano domina en la calle).

De todas formas, un dato relevante es que siendo el catalán la lengua inicial de solo el 29%, resulta que es la lengua habitual principal del 36%.

Lingüísticamente, Cataluña se divide en comunidades superpuestas: los catalanohablantes de cuna (concentrados en zonas rurales, muchas áreas de Girona, interior de Barcelona y Lleida) que suelen transmitir el idioma y tienen el catalán como lengua preferente; los castellanohablantes de cuna (mayoría en el AMB, ciudades industriales y también en Tarragona/Lleida urbanas) que utilizan mayoritariamente el castellano aunque muchos sean bilingües pasivos; y un conjunto bilingüe creciente que alterna códigos según el contexto. El multilingüismo también se enriquece con las lenguas de los nuevos catalanes (inglés, árabe, urdu, chino, etc.), aunque estos a menudo adoptan el castellano como lengua franca.

En términos de identidad y política, la lengua está fuertemente correlacionada con las posiciones sobre la independencia: se ha observado que sólo alrededor del 30% de los hispanohablantes apoyarían la independencia, frente a cerca del 80% de los catalanohablantes. Por eso, variaciones en la proporción de unos y otros en las muestras pueden alterar resultados políticos percibidos. Este factor lingüístico subyace tras muchas divisiones sociales, aunque en la vida cotidiana la mayoría de catalanes convive con naturalidad con ambas lenguas.

En resumen, el grupo lingüístico mayoritario en número es el de los hablantes iniciales de castellano, pero el catalán mantiene una presencia robusta y simbólica, y crece en la relación lengua inicial – lengua de uso principal, siendo la lengua vehicular en la escuela y la administración pública catalanas. Las políticas lingüísticas siguen siendo un tema sensible: para muchos catalanistas la protección y promoción del catalán es esencial para la identidad nacional, mientras que sectores españolistas de carácter muy minoritario defienden la existencia de un conflicto lingüístico, que no existe ni en la calle ni en la escuela, fuera de casos aislados.

Diagnóstico político de la sociedad catalana según las encuestas de opinión política (I)

Existencia de una cultura compartida en el campo de la izquierda, por encima del eje España-Cataluña, que es inexistente en el caso de la derecha Compartir en X

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