- El caso Broncano en TVE. 28 millones de euros por dos años de contrato blindado que pagaremos de nuestros bolsillos. Y con unas exigencias mínimas porque no va a desaparecer a pesar de que la audiencia sea floja. Es más, de entrada ya le conceden un margen, que llegue al 7,5% de audiencia cuando en el horario en el que intervendrá, ésta se sitúa en TVE entre el 9,5% y el 10,7%. ¿Y qué tiene Broncano de atractivo? Pues, que gusta a la Moncloa, porque cifras, lo que se dice datos que lo avalen, no existen. Su programa La Resistencia en Movistar tiene una cuota de 0,1% y 10.000 espectadores en directo. Desde este punto de vista es una miseria, aunque sus cortes más espectaculares son muy virales en las redes. Podríamos decir que los chistes de su programa sí tienen éxito en internet, pero está claro que por eso, quizás podrían haberlo contratado para este trabajo y saldría mucho más económico. La idea es que sea la alternativa a El Hormiguero de Pablo Motos que, mira por dónde, irrita hasta un valor de 28 millones de euros, al presidente del gobierno. Es un abuso.
- Como lo es que el inefable ministro de transportes, Óscar Puente levante la bandera de luchar contra los trenes de AVE de bajo coste porque cobran demasiado poco por los billetes y reclama una subida de su precio. Cabe decir que el objeto de su diatriba es el grupo francés Ouigo. Vea qué paradoja, en lugar de celebrar que la competencia ferroviaria, que ha puesto fin al monopolio de Renfe, haya provocado una disminución notable del coste para el bolsillo del usuario, el ministro defiende todo lo contrario, es decir los intereses corporativos de Renfe por encima de los intereses de los ciudadanos. En lugar de velar para que el tren sea rentable, para que gane en productividad, quiere acudir a la práctica monopólica de imponer precios altos.
- Las eternas promesas incumplidas de la vivienda. Ya es una tradición que cada vez que vienen unas elecciones sean del tipo que sean, Sánchez promete soluciones para el drama de la vivienda. Ahora, en la perspectiva de tres elecciones seguidas en el horizonte, vuelve. Cabe decir que su incumplimiento es estructural al personaje y que el fracaso de las medidas que ha aplicado hasta ahora, que son pocas, es espectacular, como constata el informe del Colegio de Notarios de Cataluña, el Observatorio Notarial de la Comunitat, que señala que las hipotecas se han reducido un 23% en tan sólo 13 meses y que la compraventa de viviendas lo ha hecho en un 10%. Si se le añade el dato de que el comprador medio tiene entre 41 y 55 años, un jovencito como quien dice, y que la vivienda social representa el 6% del total, llegaremos a la conclusión de cómo el estado abusa de la nuestra credibilidad una y otra vez.
- Como lo hace con el desperdicio de las subvenciones. Cada vez que se pone el foco en alguna de ellas el escándalo estalla. Como el último de los fondos distribuidos por el ministerio de Igualdad para ayudar a la mujer y que se han gastado en perreos feministas y concursos para elaborar chocolate.
- El poco o nulo efecto de los fondos en el sector público, pese a todos los anuncios de digitalización y mejora, su productividad ha caído un 4,6%, mientras que en el sector privado crecía algo más del 2%. Así se explica que no haya forma de conseguir la famosa cita previa.
- Los fondos no se ejecutan en los grandes paquetes previstos. El más importante de todos, la niña de los ojos de Sánchez, el hidrógeno renovable, con 10.796 millones de euros, prácticamente más que todo el resto de proyectos estratégicos (PERTE) juntos, sólo se ha adjudicado en un 18%. El dedicado a los cuidados 1.766 millones, tiene un cero en la adjudicación, al igual que el teóricamente vital PERTE para la descarbonización, 1.470 millones. Algo más, 9%, tiene el aeroespacial con 691 millones. El agua, cuestión clave, que dispone de 1.680 millones sólo tiene adjudicado el 12% y la salud, 1.310 millones, el 13%.
- El enmascaramiento de lo que pagamos. Los socialistas y la inefable Yolanda Díaz le han montado el cirio al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, porque se ha atrevido a decir que sería mejor que el trabajador cobrara todo el sueldo bruto y la administración le cobrara directamente a él todos los costes que aplica al salario, porque así tendría una idea clara de cuál es el coste para la empresa que le queda a él para su bolsillo y la parte del león que lleva el estado por varios conceptos. Parece una medida racional porque así cada palo aguantaría su vela, pero por lo visto y oído esta propuesta es una provocación. También lo es que el recibo de la luz deje de acoger impuestos que encarecen el precio final sin nada tener que ver con el coste real de la energía y que sirven para ingresar dinero al estado, y que representa prácticamente el 30 % de la factura. ¿Y qué decir del recibo del agua, que en el caso del área de Barcelona es una especie de contenedor donde la administración autonómica y local coloca todo lo que le parece difícil cobrar? Esto es otro abuso.
- Desde su máximo en 2020, el estado ha reducido poco más de 12 puntos el endeudamiento público, pese a que la inflación ha multiplicado sus ingresos. La deuda privada, por su parte, pese a que la inflación, a diferencia del estado, le jugaba en contra porque restaba ingresos, ha disminuido su endeudamiento en 36 puntos. Éste es otro abuso. Si los privados conseguimos estas cifras de reducción, es de esperar que el Estado se esfuerce por alcanzar magnitudes similares, en lugar de vivir bajo el vicio del elevado endeudamiento y el mal uso de la abundancia de recursos de los que dispone .
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