Hacia finales del año pasado, Israel luchó en una competición feroz contra países mucho más grandes para obtener más vacunas contra la Covid-19.
Unos pocos meses más tarde, parece que sus esfuerzos han valido la pena: el país es cabeza de lista mundial en vacunaciones respecto su población total.
Israel ha inyectado la primera dosis de la vacuna anti-Covid a más de 3,9 millones de personas, y más de un millón ya han recibido también la segunda dosis. El 25 de enero, casi el 43% de los israelíes había recibido la primera inyección.
El segundo país en vacunaciones, los Emiratos Árabes Unidos (otro país pequeño) se sitúa a años luz, con un 26% de su población vacunada con la primera dosis.
Pero, ¿cómo lo ha hecho un país de tan sólo 9 millones de habitantes para obtener más dosis de las preciadas vacunas que ningún otro?
Según lo que ha podido saber el Financial Times , el secreto estaría en una serie de conversaciones discretas entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el ministro de salud, Yuli Edelstein, y el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla.
Ambos políticos israelíes transmitieron a Bourla una oferta interesante. Le propusieron dos ventajas claves: la primera, pagar muy por encima del precio de mercado por las dosis, y segunda, compartir con Pfizer datos del impacto de la vacunación. Con una sola condición: los datos llegarían si el suministro de vacunas seguía la agenda prevista.
Albert Bourla no tardó demasiado en aceptar estos términos de acuerdo, y el suministro masivo de dosis en Israel comenzó a finales de diciembre.
Lo que sorprende aún más del caso israelí es que el país ha pasado pedidos por más dosis de las que realmente necesita, en teoría, para inmunizar a su población. Según el FT , en Israel sobrarán vacunas de los tres principales fabricantes mundiales (Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca-Oxford) a partir del mes de marzo.
Pero ¿qué se propone Israel hacer con las dosis sobrantes de las vacunas? No está claro, según dice el propio ministro de salud, Edelstein. De momento, el gobierno desmintió ciertos rumores de la prensa según los cuales podría vender a otros países las dosis en excedente.
«Si hay suficientes para nosotros, veremos qué podemos hacer por nuestros vecinos inmediatos«, afirmó el ministro, añadiendo «el mal estado actual de los palestinos no va a favor de los intereses de Israel». Y es que la Autoridad Palestina no ha recibido las dosis que ha encargado a Rusia de su vacuna Sputnik-V.
Pero, que más del 40% de la población ya haya recibido la primera dosis de la vacuna no ha conseguido todavía frenar la epidemia en Israel: el virus busca constantemente grietas por donde contagiar. Nuevas variantes de la Covid podrían estar actuando de catalizadores entre los más jóvenes, por ejemplo.
Otra razón importante que puede explicar porque la pandemia sigue desbocada es que el gobierno tiene problemas para aplicar las medidas de confinamiento entre población judía ultraortodoxa. De hecho, Edelstein afirma estar particularmente preocupado por el incremento del número de casos entre la población que aún no ha sido vacunada.
En cuanto a la compartición de datos de inmunidad con Pfizer, estas aún no han comenzado de forma oficial. Según el ministro de salud, la transmisión se iniciará una vez los israelíes hayan alcanzado el umbral de la inmunidad de grupo gracias a la vacuna.
Pfizer no ha contradicho al ministro pero afirmó en el FT que el interés de los datos de Israel será precisamente ver donde se sitúa el porcentaje de población vacunada necesaria para obtener la inmunidad colectiva.
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