Es necesario prestar una atención prioritaria a los desequilibrios clave de la economía española:
- Sigue siendo muy grande la cifra de paro, que puede situarse en términos reales en unos 3,5 millones, unas 750.000 personas más que el registro oficial. Esta diferencia está ocasionada, sobre todo, por los fijos discontinuos que no trabajan, están inscritos como demandantes de empleo y en muchos casos cobran la correspondiente prestación. El Gobierno nunca ha querido aclarar esta cifra a pesar de las reiteradas peticiones. La cifra de aproximadamente 750.000 surge de añadir al paro registrado la cifra de demandantes de empleo.
- El desempleo de los jóvenes de nuestro país dobla la media europea, con un 22,4% y un riesgo de pobreza y exclusión social del 27%.
- La tercera característica de los desequilibrios es la existencia de decenas de miles de puestos de trabajo sin cubrir a pesar de la elevada cifra de personas paradas.
- La cuarta característica es la reducción de la productividad, que constituye un problema grave y crónico de la economía española. Si la productividad en la UE es igual a 100, la de España solo 95,7. Para situar referencias: Italia 102,8, Francia 114,8.
- La quinta característica es que el absentismo laboral alcanza máximos históricos, quizá por periodos de tiempo más breves en cuanto a la ausencia del lugar de trabajo, pero en un número mucho más grande.
- La sexta característica se refiere al hecho de una llegada masiva de inmigrantes, que se sitúan entre los 50.000 y 100.000 al año, y al mismo tiempo una emigración importante de personas altamente cualificadas, generalmente jóvenes, y que también constituyen una cifra de decenas de miles. Podría decirse que importamos población dotada de un reducido capital humano y exportamos personal autóctono de elevado capital, que ha sido sufragado por las inversiones públicas y privadas del propio país. En Cataluña, según los últimos datos, la población nacida en el extranjero se sitúa ya en el 23,8%, casi uno de cada cuatro habitantes, y en Barcelona en el 30%. Cataluña a escala Europea solo se vería superada por Malta (28,3%), que es un país muy singular. La cifra española es del 17,1%, muy por debajo de la francesa del 13,1% y de la UE de 13,3%.
- La séptima característica se refiere al déficit vegetativo. Hace años que mueren muchas más personas de las que nacen y al mismo tiempo no existe ninguna política a favor de la natalidad, la maternidad y la familia digna de este nombre, tanto en ayudas económicas como en prestación de servicios y de manera especial, la disponibilidad de vivienda en condiciones económicas accesibles para la inmensa mayoría de la población. Al mismo tiempo, se sigue primando económica y culturalmente al aborto masivo, cercano a las 100.000 personas al año y que contiene un importante ingrediente eugenésico. La combinación de pocos nacimientos y mucha inmigración es explosiva económica y culturalmente.
- La presión impositiva ha crecido mucho en los últimos años y se sitúa en cabeza en cuanto a crecimiento de la UE lo que, ha añadido al efecto de la inflación, ha deteriorado mucho las cuentas familiares. En Cataluña este hecho se ve agravado por la muy mayor presión fiscal. ¿Influirá en el voto?
- En 2024 España es también uno de los países donde más se ha notado la subida de la cesta de la compra. Concretamente, somos el tercer país más caro con el 5,4%, solo por detrás de Malta (7,3%) y Grecia (6,5%). Italia, por ejemplo, se encuentra a una distancia con precios más tranquilizadores, el 4%, y Francia, nuestra otra vecina, con el 3, 4% . Con todo, Portugal es la más afortunada porque solo ha aumentado la cesta de la compra un increíble 0,4%. Aunque el milagro europeo es Hungría donde los precios de la cesta de la compra se han reducido en un 2,2%.
- El increíble precio de la vivienda equivale 7,5 años de sueldo medio, lo que significa que la familia tipo con este nivel de ingresos tardaría hoy 75 años en pagar su vivienda si ahorra el 10% de su sueldo, mucho más que su esperanza de vida, y si ahorra más, por ejemplo, uno de cada 5 euros que ingrese, tardará 32 años y medio en poderla pagar de manera completa. Es evidente que la vivienda se ha convertido en el gran problema de este país y de una forma más acusada todavía en ciudades como Barcelona y su entorno, pero no parece que los partidos políticos sientan una especial atracción por este tema, si exceptuamos las siempre demagógicas declaraciones que cuando se acercan unas elecciones realiza el presidente Sánchez, que después terminan en nada. ¿Quién se acuerda de las decenas y decenas de miles de viviendas que nos ha prometidos en contiendas electorales anteriores?
Todos estos desequilibrios condicionan gravemente el presente y el futuro de nuestra sociedad e impiden un progreso razonable en términos de bienestar y prosperidad. Hoy no es extraño que más de un centenar de economistas, empresarios y académicos hayan dirigido un escrito al gobierno advirtiendo que “estamos a tiempo de evitar otra crisis”. Su principal preocupación se va a la presión tributaria que soportan los españoles fruto de la inflación y de las decenas de subidas, y creaciones de impuestos. También advierten que, pese a la mayor presión fiscal, 2024 será el año en el que los intereses de la deuda se pagarán con más deuda, lo que muestra según el escrito el desinterés por sanear las cuentas españolas. La economía española, lejos de ir como una moto, va a menos, a pesar de la ayuda europea. 2024 sea el año de menor crecimiento económico de la última década, excluyendo el año de la pandemia.
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