La última encuesta de valoración del gobierno y de las políticas públicas, referida a finales del pasado año, está realizada de acuerdo con una encuesta con 1.500 entrevistas a personas de 18 años en adelante y tiene un margen de error de + /-2,53. La muestra de la encuesta pone de relieve que el 68,9% de los encuestados han nacido en Cataluña, un 23% lo han hecho en otras comunidades autónomas, siendo el resto personas nacidas en la UE y en otros lugares del mundo.
La imagen que los encuestados tienen de la administración pública de la Generalitat es bastante controvertida. Un 49,4% considera que es muy o bastante positiva, mientras que un 42,7% considera totalmente lo contrario, y el 2,1% no se define. Podríamos decir que los ciudadanos encuestados están divididos por la mitad en su valoración de tipo general sobre la administración de la Generalitat. En este sentido, está bastante claro que no despierta grandes unanimidades.
En una escala del 0 al 10, la consideración de que la Generalitat presta servicios de calidad aprueba claramente con un 5,86, si bien este resultado a la hora de examinar las tripas se ve que no contiene posiciones de gran entusiasmo porque aquellos que lo valoran con un 8, 9 o 10, es decir, la puntuación máxima, ni siquiera alcanza el 5%. Mientras, el grupo que lo valora con puntuaciones muy bajas, del 0 al 3, son el 14%. Cabe destacar que de estos últimos, un 11% puntúan con un 0.
Una segunda cuestión que se plantea es si resuelve rápidamente las cuestiones. Y la respuesta es negativa. La nota es de 4,57, con un 29% de la población que la puntúa con un 3 o una cifra todavía inferior. También suspende en la cuestión de si se hace o no cargo y entiende sus problemas. La nota es de 4,97, pero hasta un 23,4% puntúan de 3 hacia abajo.
En contrapartida, consideran que se explica al ciudadano en términos aprobativos, si bien con un valor mediocre, un 5,14 y un 21,6% con valoraciones de 0 a 3, mientras que sólo un 6% la califica en los valores máximos del 8 en adelante.
Se pregunta también por la calidad de la sanidad, la educación y los Mossos. No se entiende demasiado bien porque se incorporan en una misma cuestión tres aspectos tan distintos que, seguramente considerados individualmente, darían lugar a valoraciones muy diferenciadas. En todo caso, lo que de este conglomerado queda patente es que la satisfacción es mayor que la insatisfacción sobre el conjunto de los servicios de la Generalitat, porque alcanza una valoración de 6. También supera la valoración media en cuanto a resolver rápidamente los temas, a explicarse bien y entender los problemas del ciudadano. En ambos casos se produce un aprobado.
Una pregunta interesante en esta serie sobre los servicios públicos es si considera que la educación y la sanidad privada gestionan igual o mejor que los servicios pagados directamente por la Generalitat. Un tercio considera que lo hacen igual (33,9%) o mejor (32,9%), mientras que el 27,4% considera que los servicios privados son inferiores. Habría, por tanto, un grueso importante de la población de Cataluña que valoraría más los servicios privados que los públicos, pero sin una gran diferencia con los que opinan lo contrario.
Este hecho explica y ayuda a justificar que en Cataluña abunde el modelo mixto público-privado en enseñanza y servicios sanitarios; es decir, escuela concertada y mutuas privadas. Si bien en el primer caso cabe decir que la Generalitat, al igual que el gobierno de Madrid, aprieta el dogal sobre las condiciones, sobre todo económicas, que hacen viable la escuela concertada.
La valoración del gobierno con respecto al último año es un suspenso, sin embargo no demasiado rotundo, un 4,85, si bien casi es la cuarta parte que califica de suspenso profundo, 3 o menos, y sólo el 10% le confiere un notable alto o un excelente.
El consuelo es que el gobierno español obtiene notas moderadamente más bajas, un 4,41 de valoración, si bien las respuestas se agrupan más en los valores centrales de la calificación de 0 a 10, puesto que los que puntúan con un 3 o menos son el 19,5%, mientras que los que puntúan con 8, 9 o 10 se elevan a un 12,8%. En otros términos, la nota media es más baja, pero tiene una pequeña ventaja en aquellos que valoran mucho al gobierno español y no tiene tantos detractores acérrimos entre quienes lo valoran poco.
En definitiva, aunque presta servicios de calidad y que en algunos casos como la enseñanza, la sanidad y los Mossos, alcanzan valoraciones suficientemente aceptables, el gobierno catalán no resuelve rápidamente los problemas, no se hace cargo de la situación de los ciudadanos y suspende la valoración.