Hay que levantar acta de todo lo que emprende el vuelo en Cataluña y que por su importancia o singularidad forma parte de un balance muy positivo. Y sobre esta perspectiva hay que situar en primer término el hecho de que Barcelona desarrollará el primer ordenador cuántico del sur de Europa con una inversión de 22 millones, que comienza este año y en la que participarán 25 centros europeos y se localizará en el Campus Nord de la ciudad. Es una gran baza tecnológica.
Y de la aplicación de la física cuántica al otro extremo, el sector agrario, que cada vez debe tener más importancia por razones de calidad, de estrategia alimentaria y para combatir el cambio climático.
En este sentido, cabe señalar la alianza agroalimentaria que han realizado una serie de asociaciones que integran 4.000 empresas del sector, generan un valor anual de 28.000 millones de euros y emplean directamente a más de 80.000 personas. Los miembros fundadores son la Asociación empresarial de la fruta de Cataluña (AFRUCAT), la Asociación Empresarial Cárnica (ANAFRIC), la Asociación vinícola Catalana (AVC), el cluster Gourmet y la Federación Empresarial de carnes e industrias cárnicas (FECIC).
Y de una iniciativa de ámbito general a una específica y concreta que es el proyecto integral que ha emprendido la empresa Ametller Origen en San Lorenç d’Hortons. Un proyecto que se integra en el entorno, que tiene en cuenta la sostenibilidad y, por tanto, el reciclaje y el uso de las energías alternativas, que depura el agua que consume y que combina la ganadería extensiva para aprovechar los residuos orgánicos que generan, se mantienen en los campos de viña y grandes cultivos de frutas sin fertilizantes artificiales, invernaderos tecnificados, se aprovecha la biomasa y se producirá biogás, y la producción que no vaya como producto fresco es transformada en la propia sede y todos los envases serán reciclables. Incluso el transporte a las tiendas será impulsado por camiones que utilicen biocombustible procedente de los restos orgánicos del agroparque.
Estos dos ejemplos, uno asociativo y otro de proyecto de realización, señalan el camino que debería seguir el sector agrario catalán y que el Departamento de Agricultura debería impulsar, en vez de ser, como es hasta ahora, una simple gestoría administrativa de los fondos agrícolas europeos.
Otra incitaba positiva es la que han emprendido las Cooperativas Agroalimentarias al firmar alianzas con Repsol, Fertiveria y Suez, para transformar sus residuos en energía y abonos orgánicos. Es bien sabido que éste es un problema importante por su incidencia en el cambio climático, sobre todo debido al metano que produce la ganadería intensiva en grandes cantidades. También por los purines que han contaminado y dañado acuíferos de comarcas enteras como la de Osona. Llevar a cabo esta iniciativa en el caso concreto de Cataluña significaría un cambio sustancial.
También en el orden de la energía cabe señalar el avance de la central hidroeléctrica del Ebro, un macroproyecto que busca inversores y cuya previsión es de 2.600 millones de euros. El objetivo es construir alrededor del Ebro el mayor almacén de energía del mundo mediante dos enormes balsas de 75 hectómetros cúbicos que se llenarían una sola vez, y que después sólo habría que compensar el agua perdida por la evaporación. Asimismo, podrían cubrirse las balsas con dos parques solares flotantes, que aumentaría la capacidad productiva. La central eléctrica aprovecharía la fuerza de esa agua que representaría los 3.000 megavatios. No es un proyecto iniciado en estos momentos, sino de hace 10 años. Pero ahora puede recibir un impulso definitivo, que sería muy bienvenido dado el retraso que sufre Cataluña en la provisión de energías sostenibles.
También existen iniciativas en sectores estratégicos básicos, pero Cataluña no acaba de levantar el vuelo. Nos referimos en concreto a los planes para el hidrógeno que van cogiendo vuelo en muchos lugares de España (como Puertollano, Palos de la Frontera, As Pontes, Mallorca y en el País Vasco con el Corredor Vasco del Hidrógeno). Se trata de la puesta a punto de hidrógeno producido de forma sostenible como nueva energía de futuro. En el caso de Cataluña aunque ha habido reuniones, existe la mesa del hidrógeno impulsada por el Instituto Catalán de Energía (ICAEN) y donde hay varios grupos interesados. Lo más concreto es una iniciativa modesta de Transportes Metropolitanos de Barcelona de utilizar 8 autobuses eléctricos de pila de combustible propulsada por hidrógeno como primer paso, y el de una estación hidrogeneradora para abastecer a estos nuevos vehículos.
Este capítulo, el del hidrógeno, más que señalar una gran buena noticia abre la sección que podríamos titular «lo que Cataluña puede hacer y no está llevando a cabo», pero éste ya sería tema para otra información. Quedémonos de momento con las buenas noticias concretas que hemos dado y que no agotan las novedades que merecen este calificativo.