Es bien sabido, los últimos 12 meses del período de gobierno municipal son la gran carta que juegan todos los alcaldes con inauguraciones y maquillajes a toda máquina. Clos logró salvar su mandato claramente ante Molins gracias a ese sprint final, si bien a Hereu, su sucesor, las inauguraciones y las mejoras no le resultaron suficientes y fue derrotado por Trias.
Ahora Colau sigue el mismo manual del poder y ha comenzado la campaña electoral. Barcelona se prepara para sufrir las inauguraciones acumuladas de estos 3 años de mandato, además de medidas extras dirigidas al “embellecimiento de la ciudad”. Por ejemplo, invierte 40 millones en 3.100 acciones de mejora en calles, plazas y parques. Se trata de que la ciudad aparezca como lo que no ha sido a lo largo de todos estos años de gobierno Colau, como una urbe cuidada con un espacio público que da gusto mirar. El ayuntamiento contempla, por ejemplo, plantar 55.000 unidades florales entre todos los distritos. Realmente es una lástima que este sobreesfuerzo tan caro al final no se haya distribuido mejor a lo largo de estos 3 últimos años, de forma más natural y sin tantos gastos.
Pero a pesar del esfuerzo de maquillaje, lo cierto es que Barcelona no acaba de tensar la cuerda de su economía. Nos lo indica la evolución de la afiliación desde 2019 hasta abril de este año.
En toda Cataluña el nivel de afiliación ya es superior al que existía en diciembre de ese año con una clara prevalencia de los territorios turísticos, como la Costa Dorada y la Costa Brava con índices que superan entre 5 y un 6% a los que existían antes de la covid. Esto hace que el conjunto de Cataluña presente ya un índice un 3,4% superior, muy ligeramente inferior al español del 3,9%. Sin embargo, en este contexto la ciudad de Barcelona es quien aporta un peor balance entre las grandes áreas económicas del país, porque su índice es de sólo el 3,6%, inferior al del conjunto de España y claramente por debajo de las áreas turísticas.
Esta situación no es habitual, porque Barcelona siempre ha presentado una dinámica de reanudación superior al conjunto. La capital de Cataluña sigue presentando un problema de recuperación. Más si se considera que esta mejor afiliación respecto al 2019 se debe sobre todo al impulso turístico, lo que significa en términos de ingresos y renta una peor situación que la que teníamos antes de sufrir el estrago de la covid. Barcelona tiene, por tanto, un doble problema: relativo, en cuanto a su dinámica comparada de recuperación, y absoluto, en tanto en cuanto el tipo de trabajo que se está creando es de baja productividad y remuneración.