¡Quién nos lo iba que decir! La capital del diseño, del potencial tecnológico y la de “Barcelona tiene poder” se alinea demográficamente con las capitales más envejecidas de Castilla y León y Galicia. Constatémoslo.
El índice de envejecimiento que calcula el Instituto Nacional de Estadística (INE) determina el peso de la población de más de 64 años en relación con la población menor de 16. Cuanto mayor es este índice, más mayores y menos gente joven hay en esa población. Si el índice es 100, señala que hay tantos jóvenes como gente de más de 64 años. Si el índice es inferior a 100, significa que la población menor de edad predomina.
En el caso de España, y considerando las capitales de provincia, la ciudad más envejecida es El Ferrol con un índice de 218, muy alto. Le siguen León (199,78), Gijón (196,27), Salamanca (191,30), A Coruña (180), Bilbao (177,03), Valladolid (174,66), Zamora (172,2), y Barcelona con 161,44, en novena posición. La décima es Oviedo con 158.
Podemos constatar cómo estas poblaciones más envejecidas se encuentran en áreas en regresión demográfica: Asturias, Galicia y Castilla y León. Barcelona presenta la singularidad de ser la segunda capital de España, y que, por tanto, debería tener un importante factor de atracción de gente joven, y es la única que presenta esta característica de todo el arco mediterráneo. El otro punto que puede parecer una excepción es el País Vasco, que ocupa un sexto lugar, pero atención, que ésta es una característica común en el norte y con especial incidencia en Euskadi, debido a su baja tasa de natalidad y también porque en el caso del País Vasco y durante el largo período de ETA se produjo un proceso de emigración de familias jóvenes y de edad media importante. Por ejemplo, acompañan a Bilbao: Barakaldo con 163,44, Getxo 155,51, etcétera.
No es el caso de Barcelona. Porque, por ejemplo, Badalona presenta un índice mucho más equilibrado de 101,50, si bien este equilibrio lo alcanza con población inmigrante de bajo nivel de renta. Pero este es otro problema. Y la otra gran población catalana, la segunda en magnitud, L’Hospitalet de Llobregat tiene también un elevado índice, pero sensiblemente menor que Barcelona, de 136,73. Lleida en contrapartida presenta una población mucho más joven con un índice de 97,81, Girona aún más rejuvenecida con 79,67 y Tarragona con 96,38.
En cuanto a las poblaciones mayores de 50.000 habitantes de Cataluña, Barcelona es también una excepción por su envejecimiento. Todo ello llama la atención y señala la existencia de un mal profundo que amenaza a la ciudad a medio y largo plazo.