Atención a ERC y a la abstención

A estas alturas parece claro que las elecciones catalanas, previsiblemente en febrero, tendrán una abstención importante porque una parte del electorado no independentista se desmovilizará. Es posible que también lo haga el partidario de la independencia, pero parece que en una medida muy inferior. Profundizar sobre las causas de esta abstención es plantearse una cuestión política de primera magnitud y no solo por el hecho de independencia sí, independencia no, sino porque están en juego otros factores muy importantes como el desencanto con la política o no encontrar la opción política que la gente considere que le representa mínimamente. Esta es la razón por la que el II Encuentro de Independientes, que se celebrará el 11 de noviembre, se centrará en los posibles escenarios y repercusiones.

Si este factor abstencionista no se le estropea, ERC tiene en esta ocasión todos los ingredientes para convertirse en la primera fuerza, dejando en un segundo carril a Puigdemont. La razón de esta expectativa es que su electorado está mucho más diversificado. Mientras que JxCat obtiene sus votos básicamente del electorado que se declara sólo catalán o más catalán que español, ERC obtiene votos además de otros segmentos. Es fuerte en el lado de más catalán que español, porque obtiene un 44%, y un 35,6% de los que se declaran sólo catalanes. Pero ya en las elecciones del 21 de diciembre de 2017, ERC obtuvo el 18,6% de los votantes que se consideraban tanto españoles como catalanes, y ahora se mueve entre cifras que van entre el 16 y el 19%. Hay que decir, sin embargo, que la posible fijación de una parte de este electorado también le comporta algunas reducciones en el que se considera más catalán que español.

Por lo tanto, la victoria de ERC juega con su capacidad, por un lado, de mantener o mejorar su porcentaje de voto en los que son tanto una cosa como la otra, y no reducir más su participación en el electorado que se contempla como más catalán que español. Este hecho explica la estrategia electoral de Junqueras, que podríamos calificar de «las dos manos», que implica sin duda una notable capacidad para modular y equilibrar continuamente su mensaje. Y también sirve para explicar la frontalidad de JxCat que sabe que le basta con ganarle terreno entre el voto de los que se consideran más catalanes que españoles para desbancar a ERC. De hecho, los papeles están repartidos en función de sus perspectivas electorales.

Desde este punto de vista, y para efectuar una previsión coherente con él, podríamos decir que el candidato Damià Calvet no tiene posibilidades de imponerse a Laura Borràs porque esta última representa mucho mejor cuál es el público objetivo que busca JxCat. A pesar de que este mismo perfil también lo dan otras posibles opciones como Jordi Puigneró o Elsa Artadi.

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