3,5 sobre 10 de valoración, ésta es la nota del gobierno que ERC, de acuerdo con el último estudio de opinión del CEO de la Generalitat. Aragonès como político también suspende, aunque no tanto. Obtiene un 4,4; está claro que Salvador Illa, su adversario-aliado, todavía alcanza una décima menos. Aragonès ni siquiera logra destacar entre los votantes de ERC, que le dan un muy justito 5,7.
Es evidente la carencia de liderazgo del actual presidente de la Generalitat y también su gran déficit en gestión. De acuerdo con el último estudio de opinión mencionado, si hubiera elecciones ahora, ERC mantendría los votos o los perdería en las autonómicas y claramente decaería en unas generales. JxCat se desmorona, mientras que el PSC y el PP son los grandes beneficiarios. La desaparición de la mayoría independentista en el Parlament está ya anunciada.
Con este panorama es lógico que Aragonès reciba como un gran triunfo el anuncio de Sánchez de que modificará el delito de sedición por el de desorden público. Puede presentarlo como un éxito. Si bien a cambio se come con patatas el caso Pegasus, que ahora el informe europeo levanta a nivel de escándalo político porque la comisión de investigación del Parlamento señala, en un informe preliminar, que España fue el primer país de Europa en adquirir este programa de espionaje telefónico y que no existe ningún tipo de legislación adecuada a su capacidad de intromisión. Por tanto, ERC tenía toda la razón del mundo cuando hizo un casus belli. Pero, como en medio también se mezcla el presunto espionaje de Marruecos a Sánchez, que sería la causa que justificaría el repentino cambio de política sobre el Sáhara del gobierno español, parece que ERC no tiene interés en abordar esta cuestión.
Sea como fuere, este será el gran triunfo que exhibirá ERC. El problema es que todavía está por ver el alcance y las consecuencias. Pero nos tememos que este hecho, que beneficia claramente a un núcleo dirigente, no tiene gran acogida entre la mayoría de la sociedad catalana, que da prioridad a otros problemas vitales.
Uno de ellos es el de la Sanidad, dado el mal estado de este sector en Cataluña, que con el agravante de la huelga de Madrid y toda la dimensión que el propio gobierno español le da, tiene ahora el riesgo de extenderse a otras comunidades autónomas, entre ellas Cataluña. Estaría justificado porqué nuestra situación es francamente peor que la mayoría de autonomías. Los días de espera para ser intervenido superan la media, 93 contra 89. Y peor parados quedamos si hacemos la comparación donde está la huelga, en Madrid, donde la cifra es casi la mitad, 56 días. Somos la autonomía en la que hay más enfermos pendientes de ser intervenidos, 154.799 por solo 71.915 en Madrid. Y la que más gente tiene en tiempo de espera superior a medio año, 30,6 meses, junto a Cantabria, 30,7.
Pero no es solo la Sanidad. Otros factores clave como la enseñanza también presentan un pésimo resultado. En abandono escolar prematuro Cataluña se sitúa claramente por encima de la media española, y a escala europea solo nos supera Rumanía con el 15% de los alumnos, mientras que en Cataluña la cifra se sitúa por encima del 14%.
También estamos peor situados en dependencia que es otro de los pilares del bienestar. Y por si todo esto no fuera suficiente, la Generalitat se niega a deflactar a razón de la inflación del IRPF porque dice que el ahorro «es irrisorio». Es la visión del rico que considera que 3 euros o 20 o 50 son baratijas y no vale la pena dejarlos de cobrar.
Es evidente que los catalanes pagamos en todos los conceptos a nuestro propio gobierno. El IRPF es solo un caso, pero hay otros muchos, como por ejemplo las matrículas universitarias. Pero, al mismo tiempo, resulta que recibimos peores servicios que los de las otras comunidades autónomas. Y que no remitan la culpa una vez más a la financiación, porque claramente existe una cuestión de gestión.