Se presupone, y además lo muestran hasta la saciedad todos los días, que los medios de comunicación favorables a la independencia de Catalunya, sitúan antes que nada la prioridad del autogobierno en relación a las capacidades del Estado. Pero esta doctrina general tiene, por lo visto, una poderosa excepción en muchos comentaristas de este ámbito político, y de manera particular el Punt Avui, la publicación resultante de la fusión del histórico Avui y el Punt de Girona. El expresidente Puigdemont se forjó periodísticamente en su redacción.
Ahora la filtración de la posible sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos que implicaría una revisión constitucional de Roe contra Wade, que se aprobó en 1973, y permitió la legalización del aborto por una frágil mayoría de 5 a 4, ha conmovido la política de Estados Unidos, y como no, ha encendido los ánimos de la progresía de este país. Hay que decir que aquella sentencia se ha considerado siempre como jurídicamente muy débil, pero la mayoría de los miembros del Tribunal elegidos por presidentes demócratas nunca han impulsado a su revisión.
Ahora, si finalmente el texto que surgiera como sentencia de la más alta instancia, fuera semejante al borrador filtrado, significaría que el Estado no es quien para legalizar esta cuestión, sino que corresponde a los estados federales hacerlo. No hay para nada una prohibición taxativa del aborto, sino una devolución a las bases de la capacidad de legislar.
Si los Estados pueden establecer medidas penales con relación a un tema tan extremo como la pena de muerte, y el Estado federal no debe legislar sobre ello, parece lógico que algo parecido suceda con el aborto, que dará lugar en Estados con legislaciones muy restrictivas, y otros, como el de Nueva York, que permite el aborto hasta prácticamente el nacimiento. Esta es la línea de la actual mayoría constitucional en el Tribunal Supremo, y no parece para nada desacertada. Es, en definitiva, afirmar que en un estado federal real, todo lo que no esté explícitamente reservado a la federación, es competencia de los estados federales. Es el tipo de federalismo que sin duda desde Catalunya preferiríamos, y el que más podría satisfacer por aproximación a una vocación independentista.
Pero a pesar de ello, el Punt Avui carga duramente contra el borrador y lo presenta falsamente. Estamos ante un prototipo de titular y contenido fake, digno de la caverna centralista.
El diario titula su editorial «Libertad en retroceso para la mujer en EEUU«, y prescindiendo de los hechos, permite demostrar que el borrador tendrá estas consecuencias. Ya hemos visto que lo que hace el texto filtrado es otorgar la capacidad de legislar libremente a los estados federados y, por tanto, lo que hay es todo lo contrario ae lo que anuncia el medio: un aumento de la libertad.
Otra cosa es que, como rezuma el Punt Avui, la libertad solo pueda servir para ir en un determinado sentido, el que a ellos les gusta, el de maximizar el aborto, pero si las personas libremente deciden ir en sentido opuesto, esto ya no es libertad. Es evidente que en esta mentalidad, que se puede leer de forma directa o en el trasfondo de muchos de los argumentos que se formulan en estos días sobre esta cuestión, existe una visión antidemocrática. Porque la democracia consiste en crear las condiciones que faciliten la libertad de decidir por parte de los ciudadanos; este y no otro es el argumento del independentismo para pedir un referéndum. Pero, al parecer, cuando se debe aplicar esta misma lógica a otras cuestiones, como es la del derecho a la vida, el camino queda absolutamente vetado y quienes quieren seguirlo son “conservadores y ultrareligiosos”.
En realidad quienes presentan esta característica son los que defienden a ultranza la sentencia Roe contra Wade porque quieren conservar una jurisprudencia obsoleta y son ultrareligiosos porque han levantado a nivel de dogma determinadas afirmaciones, como que la muerte del que debe nacer forma parte de los derechos de la mujer, como si el cuidador tuviera derecho a causa de su misión de decidir sobre la vida y la muerte del cuidado.