¿Vivimos mejor después de más de siete años de Gobierno Sánchez? La respuesta desde las experiencias de cada uno y de la estadística es un rotundo NO.
La administración funciona peor, el vuelva “Usted mañana” clásico se ha transformado en la cita previa inalcanzable, los delitos especialmente los relacionados con la violencia sexual han crecido. Los ferrocarriles se han convertido en un inferno incluido lo que era como un engranaje suizo de la alta velocidad, las colas en la sanidad crecen, los resultados educativos no mejoran, la crisis de la vivienda es la segunda más grave de la historia de España, se ha incubado y explotado con Sánchez, quien como principal solución aporta el culpar a los gobiernos autonómicos, mal financiados después de más de una década de retraso en la obligación de presentar y acordar un sistema nuevo.
Sánchez ha consumido el 70% del tiempo perdido y no hay rastro de una solución a corto plazo porque la vía tiene delante la gran piedra del modelo especial de financiación pactado con ERC para que Illa accediera al gobierno de la Generalitat. Todo ha sido, es un continuo cambalache sin otro orden y sentido que arañar votos para hacer ver que se gobierna.
Pero más que palabras datos. El mal estar español puede leerse en las estadísticas:
Salarios anuales promedio ajustados por Paridad del Poder Adquisitivo; es decir, los sueldos y su capacidad de compra.
España ocupa los últimos lugares por debajo de todos los países europeos, con la excepción italiana; hasta Portugal ha mejorado la condición de sus trabajadores, y no digamos ya Polonia y Hungría tan criticadas por el régimen español.
Una consecuencia es que la diferencia entre el salario más frecuente y el mínimo legal se ha reducido hasta casi la nada; menos de 40 euros al mes separan ambas magnitudes. Muchos trabajadores han de vivir casi con lo mínimo.

Pero los dos grandes sindicatos UGT y CCOO protestan poco porque forman parte del régimen. El mal de España junto con el desastre de la vivienda es que la combinación de salarios e inflación destroza la calidad de vida de mucha gente.
Y todo esto se refleja en el PIB per cápita, que es una medida que expresa bien el trozo de pastel que nos corresponde de promedio del gran crecimiento del PIB del que siempre alardea Sánchez:

En 1990 estábamos en la posición 37 entre 179 países, en 2024 ocupamos la 32 la misma que antes de la crisis del 2008, la caída por la COVID una de las más grandes de Europa por las medidas adoptadas y la lenta recuperación señalan la falta de progreso económico y no parece que, a pesar de los fondos Next Generation, una ayuda superior a la del Pla Marshall a Europa después de la II Guerra Mundial, vaya a cambiar nada, y poco puede ayudar estar en el tercer año sin presupuesto aprobado.
Y todo esto salteado por una voracidad fiscal insaciable que tiene en el caso de Cataluña su estadio superior: peores servicios y máxima avidez fiscal. Es el modelo del “socialismo Sánchez”. Todo para el estado que son los socialistas y sus clases, grupos y elites económicas, y lo que quede -poco- para la ciudadanía.

Visto lo visto, ¿quién puede extrañarse que el informe Foessa sobre la situación social aporte una radiografía pésima de la realidad?
España vive bajo un creciente y asfixiante problema de bajos salarios- inflación acumulada que sigue creciendo, sobre todo en la alimentación- vivienda, que es el trípode fundamental de la calidad de vida. A ello se le añade unos servicios públicos que funcionan mal y tarde, excepto para la voracidad fiscal. Si no se resuelve todo esto, las cosas irán cada día a peor.
Mientras el régimen reparte fondos y propaganda, la clase media desaparece. #EspañaReal #Foessa #GobiernoSánchez Compartir en X





