Crisis de Francia: la mayoría de votantes quiere un «frente de derechas»

Según una encuesta del instituto de opinión francés IFOP publicada el 13 de octubre, más de ocho simpatizantes de cada diez del Reagrupament Nacional (la formación de Marine Le Pen y Jordan Bardella) y de los Republicanos (la derecha tradicional, actualmente liderada por el ya exministro del interior Bruno Ratailleau) serían favorables a la formación de una coalición de derechas en las próximas elecciones.

Esta hipotética alianza recogería incluso el apoyo de una mayoría de los electores consultados: un 52% se muestra favorable a la unión de los dos partidos citados, así como Reconquista de Eric Zemmour.

La idea de formar una gran alianza con todas las fuerzas políticas etiquetadas como de derechas resuena en muchos círculos conservadores. De hecho, lo hace con especial fuerza después de las elecciones parlamentarias de julio de 2024, cuando el “Nuevo Frente Popular” resultante de la unificación de listas electorales entre la totalidad de formaciones de izquierdas resquebrajó la victoria anunciada del Reagrupament Nacional.

Sin embargo, la lección de aquella unión de las izquierdas de todos los tonos y matices (desde los socialistas hasta los comunistas y filo-islamistas) no parece haber sido asimilada entre el establishment profundo de los Republicanos. Buena parte de la vieja guardia está todavía hoy más preocupada por el «peligro» Le Pen que por el caos generado por Macron o por la siniestra perspectiva de un Mélenchon llegando al poder.

De hecho, mientras Ratailleau exige a sus partidarios en el seno del partido no colaborar en modo alguno con un nuevo gobierno ordenado por el presidente Emmanuel Macron, Laurent Wauquiez no ve inconveniente en facilitar la gobernabilidad sin volver a pasar por las urnas.

La semana pasada, el segundo gobierno de Sébastien Lecornu sobrevivió a dos mociones de censura en un solo día, presentadas respectivamente por el grupo de Mélenchon y el de Marine Le Pen. Esto fue gracias al apoyo que le brindaron los socialistas, después de que Lecornu aceptara dar marcha atrás en la reforma de las pensiones. Como ya anticipamos, Macron está dispuesto incluso a autosabotear su obra de gobierno para mantenerse en el poder.

En Francia, el Reagrupament Nacional es aún percibido en muchos círculos oficiales y oficialistas, como la televisión pública y buena parte de la prensa generalista, como un partido que hay que arrinconar en el estado de paria.

Hay que considerar también que históricamente la izquierda francesa se ha servido de tretas como el candidato único para decantar el juego electoral a su favor, especialmente cuando en Francia existían mayorías conservadoras.

Fue así por ejemplo que el estado francés se inclinó finalmente hacia una república en vez de una monarquía (después de la guerra franco-prusiana y del desastre causado por la comuna de París en 1871, los monárquicos gozaban en Francia de una cómoda mayoría), y posteriormente tomó un giro hacia la izquierda anticlerical (Ley de separación entre la Iglesia y el Estado, 1905).

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