¿Por qué el ataque estadounidense a Irán divide a las bases de Donald Trump?

Ya antes de que los bombarderos furtivos B-2 de Estados Unidos martillaran las bases del programa nuclear iraní en Fordo, Natanz e Isfahán, la posible implicación del presidente Donald Trump había sido objeto de violentas intervenciones y vivos debates en el seno de su movimiento político. El propio Trump parecía indeciso y había declarado públicamente que “quizás” intervendría, o “quizás no”.

Y es que dentro del “MAGA” (por el acrónimo inglés de Hacer América Grande de Nuevo), hay un campo de “halcones” y otro de “palomas” por lo que respecta a la política internacional.

Entre los primeros, en los últimos días han destacado las intervenciones a favor de atacar a Irán del senador Lindsey Graham y del locutor de radio Mark Levin. Entre los segundos, el estratega de la victoria de 2016 Steve Bannon y el periodista Tucker Carlson, conocido en el ámbito internacional entre otros por su entrevista del pasado año a Vladimir Putin.

El posicionamiento de Donald Trump entre estos dos campos es complicado, ya que una de sus marcas de fábrica electoral ha sido detener las guerras ultramarinas de sus predecesores, tanto demócratas como republicanos. La mayor parte de analistas consideran a Trump un “aislacionista”. Pero, por otra parte, su imagen también se ha basado reiteradamente en un “que nadie se atreva a meterse con América”, como ha quedado de manifiesto reiteradamente con su “guerra comercial”.

De hecho, uno de los puntos que Carlson reprochaba al presidente era que al unirse a Israel en sus ataques contra Irán, traicionaba su promesa de poner punto y final a las “guerras eternas” de Estados Unidos, un pilar clave de la agenda “América Primero”

Más allá de una corriente intervencionista contra otra aislacionista, los aspectos que dividen los apoyos de Trump en el caso particular de Irán son dos: el papel de Israel y el mal recuerdo de las intervenciones militares de los 2000 en la misma región de Oriente Medio.

Curiosamente, Bannon apuntaba en dirección a Israel al afirmar que no había «ninguna pieza de inteligencia creíble» que sugiriera que Irán estaba «acercándose» a construir una bomba nuclear.

Esta corriente también critica que Trump se ha dejado arrastrar a la guerra por el primer ministro Benjamin Netanyahu después de haber declarado públicamente estar trabajando en una vía diplomática para clausurar el programa nuclear iraní.

De hecho, en Estados Unidos existe una influyente corriente conservadora en las redes sociales que critica ferozmente a Israel, hasta el punto de personalidades cercanas al movimiento MAGA que han acusado a Trump de haber iniciado una “guerra ilegal de agresión contra Irán” y de “el trabajo sucio en Israel”.

El criticismo con Israel puede provenir de la idea, fuertemente arraigada entre los outsiders políticos estadounidenses de izquierdas y derechas, de la existencia de un lobby judío en Washington extremadamente influyente tanto entre los representantes republicanos como entre los demócratas.

Donald Trump, que ha llegado al poder desde posiciones de un outsider político, pero que cuenta también con apoyos entre las personalidades conservadoras del establishment de Washington, se encuentra ahora en una delicada situación entre sus bases y estos últimos. Como un periodista del movimiento MAGA exponía, Trump les debe una muy buena explicación.

Existencia de un lobby judío en Washington extremadamente influyente tanto entre los representantes republicanos como entre los demócratas Compartir en X

 

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