¿Cuáles son y cómo han evolucionado los problemas de los catalanes?

¿Cuáles son los principales problemas que preocupan a los catalanes en este momento? Ésta es la pregunta que busca responder el último informe del  Centro de Estudios de Opinión de la Generalidad de Cataluña, basado en una encuesta que, con unas 2.000 entrevistas, tiene un margen de error de ± 2,19%. Además, la forma en que se presentan los datos nos permite constatar cómo han evolucionado estas preocupaciones a lo largo de los últimos dos años y medio, es decir, desde marzo de 2022.

El  problema número uno actualmente es la vivienda, que ha registrado un crecimiento acelerado en las preocupaciones de la sociedad catalana, alcanzando la primera posición con un ascenso de 6 puestos. Este crecimiento es igual al registrado por la inseguridad ciudadana, que ahora ocupa el tercer puesto. Estos dos problemas son los que han mostrado un aumento más significativo, aunque la segunda posición la ocupa un problema clásico que no ha cambiado en años: la insatisfacción con la política.

De hecho, en este período de 28 meses, ha habido momentos en los que la insatisfacción con la política ocupaba la primera posición. Éste es un foco fundamental de preocupación, ya que el mal funcionamiento de los partidos y de las instituciones políticas irradia problemas en todos los sentidos.

La cuarta posición la ocupa la sanidad, lo que es un signo de alerta, ya que desde hace tiempo se mantiene en un lugar destacado. En mayo del 2022 ocupaba la quinta posición entre las principales preocupaciones de los catalanes. La quinta posición  es ahora para el paro  y la precariedad laboral, retrocediendo dos posiciones.

La lectura de este resultado es clara: sigue siendo una cuestión crucial, pero con algo menos de intensidad que hace dos años y medio, señal de una muy moderada mejora económica para la mayoría de la sociedad.

El sexto puesto  corresponde a la inmigración, que ha mejorado cinco posiciones desde 2022, convirtiéndose en uno de los temas de alerta de la sociedad catalana. El  séptimo lugar es para el funcionamiento de la economía, un concepto amplio que actualmente recoge sobre todo la variable de la inflación. En 2022, la economía ocupaba el primer puesto, lo que indica un descenso estable, paralelo a la asimilación del impacto inflacionista y la moderación de su crecimiento, aunque sigue siendo un tema destacado.

De forma coherente con otros datos de la encuesta, las relaciones entre Catalunya y España han retrocedido significativamente como problema: si antes ocupaban el cuarto puesto, ahora se sitúan en el octavo.

La  novena posición corresponde a la mejora de las políticas sociales, lo que podría parecer contradictorio con otras respuestas de la encuesta, que señalan esta cuestión como prioritaria para el Gobierno, pero no es extraño que esto ocurra, ya que la opinión pública, como reflejan los estudios demoscópicos, puede presentar puntos de vista contradictorios.

En la  décima posición se encuentra el bajo nivel salarial, que ha subido dos posiciones respecto a hace dos años y medio. Esta variable económica, junto con el paro y la precariedad y el funcionamiento de la economía, nos dice dos cosas: primero, que las preocupaciones económicas en sus distintas manifestaciones ocupan tres de los diez primeros puestos. En segundo lugar, que tanto la inflación como el paro, aunque siguen siendo un quebradero de cabeza importante para la población, han reducido un poco su importancia, mientras que el bajo nivel salarial sigue creciendo, lo que podría ser resultado de acumulación del impacto inflacionario.

La undécima posición corresponde a los servicios de educación y cultura, que han retrocedido tres puestos en relación con el 2022. Esto indica una baja sensibilidad de la población catalana ante los malos resultados de las escuelas, especialmente las públicas. Como es sabido, el último informe PISA situó a Cataluña en los últimos lugares del contexto español, que de por sí no destaca por la excelencia educativa. Este relativo desinterés contribuye a explicar por qué no existe una mejora radical del sistema educativo, ya que sencillamente no es una demanda prioritaria para la sociedad. No es un buen síntoma para Cataluña esta relativa carencia de sensibilidad por la educación.

Finalmente, el duodécimo puesto corresponde a la presión fiscal, que también ha retrocedido dos posiciones. El hecho de que Catalunya tenga la mayor presión fiscal de toda España no se refleja, contra lo que podría pensarse, como una preocupación destacada para los ciudadanos.

En resumen, la radiografía está hecha: hemos visto cómo algunas preocupaciones se han movido de forma significativa con el paso del tiempo, como el acceso a la vivienda, la inmigración y la inseguridad. Al mismo tiempo, constatamos que existen preocupaciones constantes que no encuentran solución, particularmente la  insatisfacción con el funcionamiento de la política.

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