Unos datos alarmantes
Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) son devastadores, reflejando claramente la crisis demográfica que atraviesan España y Cataluña. Sin embargo, el gobierno parece hacer caso omiso, tanto en Madrid como en Barcelona.
La tasa de natalidad es de 16,61 por mil habitantes, con una pérdida anual del 3,84%, la menor cifra de toda la serie histórica. Asimismo, la tasa bruta de mortalidad se sitúa en 18,96, 1,7 puntos por encima de la natalidad, lo que significa que España pierde población desde 2015, compensada únicamente por el superávit migratorio.
Bajada en el número de hijos por mujer
En contra de las previsiones del propio INE, el número de hijos por mujer volvió a caer, situándose en un pírrico 1,12. Esta cifra es una de las más bajas del mundo, lejos del 2, necesario para mantener a la población estable.
En 2023 se registraron 320.656 nacimientos , un 24,7% menos que hace una década y la cifra más baja desde 1941. Además, el número de abortos supera los 100.000, lo que implica que por cada tres niños nacidos, se produce un aborto.
La inmigración como motor del crecimiento
A pesar de estos datos, la población total ha seguido creciendo gracias a la inmigración masiva registrada en los últimos años. España alcanzó los 48.946.035 habitantes , con un incremento de 134.890 personas en el tercer trimestre de 2024.
Cambios en el modelo familiar
La tasa de nupcialidad sigue cayendo, con una disminución del 5,11% respecto al año anterior, situándose en sólo 3,55 matrimonios por cada mil habitantes. Estas uniones suelen ser más proclives a tener hijos, lo que agrava el problema demográfico.
Además, la edad media de las mujeres cuando tienen su primer hijo ha aumentado hasta los 32,5 años, reduciendo las posibilidades de tener un segundo hijo.
Cataluña: una realidad similar con particularidades
En Cataluña, la situación es similar, aunque con algunas diferencias. La tasa de fecundidad alcanza el 1,2, ligeramente superior a la media estatal, pero todavía insuficiente. La tasa de migración es también mayor, lo que acentúa la presión sobre los servicios y la vivienda, especialmente en las grandes ciudades.
El proceso de sustitución de la población autóctona por inmigrantes genera un efecto negativo adicional: la reducción del uso del catalán, hasta el punto de que sólo un 50% de la población opina que puede utilizar el catalán con facilidad.
Diferencias según afiliación religiosa
Un dato relevante, proporcionado por el Centro de Estudios Sociológicos de la Generalitat, es la tasa de fecundidad según la afiliación religiosa. Las mujeres musulmanas son las que tienen más hijos (3,15), seguidas de las católicas practicantes (2,26) y las evangélicas (2,19).
Estas diferencias evidencian un problema añadido: mientras el catolicismo pierde peso social, también lo hacen la natalidad y la nupcialidad.
El desplazamiento del catolicismo del centro de la sociedad tiene fuertes consecuencias negativas para el futuro demográfico del país. Sin acciones decididas para frenar esta crisis, tanto Catalunya como España en su conjunto se enfrentan a un panorama demográfico crítico.