Un factor determinante para un presidente que opta a la reelección es el grado de aprobación de su gestión. En este caso, Joe Biden lo tiene mal y seguramente si Donald Trump no polarizara tanto al electorado, la derrota del demócrata en estos momentos sería mucho más clara de lo que ahora lo es.
En la actualidad sólo el 35% de los estadounidenses aprueba la gestión de Biden y un 62% la desaprueba. Cuando empezó estas cifras estaban invertidas en el sentido de un 54% de aprobación y un 42% de valoración negativa. En estos 3 años esta última se ha incrementado 20 puntos porcentuales (pp) y ha crecido un 50%. Es un pésimo balance.
En función de si es demócrata o republicano, las cifras de aprobación son diferentes. Los demócratas lo aprueban en un 65%, aunque el punto de partida era del 86% o sea que tiene un apoyo mayoritario de su bando, pero también ha perdido 20 pp en lo que lleva de mandato. Los republicanos, por su parte, han pasado de una aceptación del 16% a un pírrico 6%, en otras palabras, prácticamente ningún republicano valora bien a Biden.
Quienes le desaprueban más de acuerdo con la etnia son los blancos con un 66%, pero atención, también es alta la cifra de hispanos (63%). Y también lo desaprueban entre los asiáticos el 57% y entre los negros el 41%. Por tanto, el único grupo social en el que tiene un aprobado es entre el votante negro.
En relación con la edad, cuanto más joven es el votante más alta es la desaprobación. Porque entre la gente de 18 a 29 años llega al 69% mientras que en la relación hombre-mujer no tiene una diferencia significativa porque en ambos casos el rechazo se sitúa en el 62%.
A pesar de este mal balance como gobernante, las encuestas generales dan una ventaja muy pequeña a Trump, 49% por 48% . El votante de Biden tiene un mayor nivel de estudios, al contrario del candidato republicano, que tiene un perfil de votante con estudios medios y bajos y trabajadores blancos.
Se observa cierto traspaso de voto de demócratas a republicanos, concretamente un 10% de los votantes registrados de 18 a 49 años que apoyaron a Biden en el 2020, ahora se inclinarían por Trump.
Sin embargo, estas cifras globales no son demasiado útiles para la predicción, porque, como es sabido, lo que se acaba contabilizando no son los votos individuales sino los votos que tiene cada estado, y esto puede hacer, como ya ocurrió en el pasado, que el candidato ganador tenga menos votos que el perdedor porque ha acumulado muchas preferencias en un estado favorable, pero ha perdido por márgenes pequeños en estados en los que la cosa estaba en disputa. Son precisamente esa media docena de estados que acaban decidiendo las elecciones. De nada le sirve al candidato demócrata ganar por goleada a California, porque tendrá el mismo número de votos estatales que si gana por un voto, y pierde por estrecho margen, por ejemplo, en Ohio que es que uno de esos estados que hacen balanza. Por el momento entre los 5 o 6 estados más disputados y donde se puede acabar decidiendo las elecciones, la ventaja es para Trump en 4 de ellos, 1 es indeciso y en 1 último las encuestas señalan la victoria para Biden.
Con este panorama: valoración de la gestión del actual presidente, situación media de las encuestas y distribución de los resultados entre grupos étnicos y por edad y previsión en los estados clave, en estos momentos, si la dinámica judicial que tiene atrapado a Trump no genera un último impacto negativo, indicaría que el ganador de las elecciones sería el polémico candidato republicano.