Un balance breve podría ser éste. Casi el 20% del territorio ucraniano está ocupado por Rusia, 6,4 millones de ucranianos son refugiados.
Entre 2022 y enero de 2024 Europa ha comprometido 144.000 millones de euros para ayuda militar y económica, aunque una parte avanza con retraso. EEUU queda lejos con 67.000 millones.
El frente de casi 1.000 km, más de la distancia entre Barcelona y París, está estancado y, en cualquier caso, los progresos que registran son limitados, pero significativos, son rusos. El único lugar donde Ucrania puede anotarse un éxito tras el fracaso de la contraofensiva del verano de 2023 es el Mar Negro, donde ha logrado abrir un corredor para la exportación de cereales y ha hundido a varios barcos rusos.
A pesar de ser grave, el problema no es el insuficiente rearme ucraniano, sino las bajas en su ejército y la falta de reposición. Y en ese ámbito, impera la mentira. La cifra que ahora ha dado Zelenski de 31.000 muertes es radicalmente falsa. En agosto del 2023 según las fuentes de The New York Times señalaba 70.000 muertos y entre 100.000 120.000 heridos. Pero es que antes de eso, la administración militar estadounidense había señalado ya, en noviembre del 2022, 100.000 muertes. Ahora se debate una ley para rebajar la edad de reclutamiento de los 27 a los 25 años. El problema es que las levas no llegan al frente y la mayor parte de quienes luchan hace 2 años que lo hacen sin descanso. Cuando se desmovilicen, el estado de la mayoría será traumático. Además, se trata de una población de edad avanzada. La media es de 43 años. En otros términos, Kiev ha intentado hacer la guerra sin sacrificar a su juventud, de la que depende, pero eso ya no parece posible.
Rusia nunca abandonará Crimea ni los territorios rusófilos de Ucrania conquistados. La guerra de desgaste afecta de forma mucho más dura al país agredido que a Moscú, que ha demostrado que ha salido muy bien de las sanciones y que consigue que su economía funcione razonablemente bien.
La UE tiene un sentido de la justicia estrábico. Por lo que critica a Rusia lo acepta de forma exagerada en el caso de Israel. La respuesta de las fuerzas de defensa israelitas sobre Gaza es absolutamente desmedida porque tiene como objetivo la propia población civil. Sin embargo, esto no altera el juicio europeo.
De esta manera la UE queda desprestigiada ante el mundo, produciéndose la paradoja de que, mientras que Rusia ha ido ganado prestigio y posiciones a nivel internacional, la UE las ha perdido, especialmente en África y en los países árabes, nuestros vecinos del sur. Se presenta la guerra de Ucrania como la defensa de Europa. Es un error. Rusia no es enemigo militar para Europa. El gasto en este campo es ahora de 4 a 1 favorable a la Unión. Y con poco esfuerzo se multiplicaría hasta 6. Basta con ver las dificultades rusas en el frente ucraniano para entender que sus gobernantes no tienen ninguna intención de agredir a Europa. Y por si fuera poco, China, que apoya a Rusia en aquella guerra, no quiere oír hablar de un conflicto directo europeo.
También se olvida que, pese a la propaganda, Putin no es el peor vecino que podemos tener instalado en este país, y que en el origen del conflicto está el rechazo y la falta de acogida de los intentos del presidente ruso de establecer vínculos sólidos con Europa.
El verdadero peligro ruso en todo caso es atómico y, por eso, es necesario frenar la actual carrera armamentista porque sólo contribuye a un mayor enfrentamiento. Una nueva oleada belicista recorre los gobiernos de Europa, como en 1914, que ignoran que, según las encuestas, la mayoría de la UE quiere que se llegue a una paz en la guerra de Ucrania. De hecho, el esfuerzo ahora debería ser generar los incentivos en ambos campos en conflicto para que esta paz fuera posible, para que Ucrania se recupere y Rusia supere su complejo histórico de amenaza occidental.
Es necesario construir la paz universal que tiene 4 protagonistas básicos (China y EEUU, Europa y Rusia) antes de que la carrera armamentista acabe por destruir aún más un dañado planeta.
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