No hace falta buscar demasiado ahora mismo para encontrar un ejemplo del mal uso que hacen de nuestro dinero porque no sólo lo aplican a cuestiones inútiles sino que además lo utilizan para manipular nuestras mentes y lo que aún es peor las de nuestros hijos .
El ejemplo lo tenemos en el recientemente aprobado Plan de Acción para combatir la presión estética 2023-2026, de la conselleria de Igualdad y Feminismo, que dispondrá de 10,6 millones de euros sólo para ese período. El Plan se define en función del objetivo de dar una respuesta transversal a «la violencia simbólica contra las mujeres que impacta sobre la autoestima y la salud».
Y se pregunta: ¿y cómo lo hacen, cómo agreden la autoestima y la salud? Es lo que definen como la presión estética, que dicen que es la presión que reciben del entorno, de los medios de comunicación, de las redes sociales, a través de los comentarios de nuestras relaciones, que valoran sobre todo unos cánones estéticos que a menudo son difíciles de conseguir, pero que idealizamos y admiramos. De este modo, este hecho impacta sobre nuestra salud mental y autoestima.
Es también, dice la consejera Tània Vergés, «una forma de violencia simbólica que vivimos las mujeres desde nuestro nacimiento«. Por lo visto, y según la teoría de la Generalitat, los hombres deben tener algún gen que les inmuniza. Es decir, si resulta que causa admiración el cuerpo de Angelina Jolie, o por citar una a la orden del día, Bella Hadid, considerada la mejor modelo del mundo en el 2023, esto es violencia contra la mujer y una presión estética. Pero, si uno quiere parecerse a Brad Pitt, Timothée Chalamet o Tom Holland, aquí el hombre ya no recibe presión estética y su autoestima física o mental ya no se ve afectada ni, a diferencia de la mujer, se gasta más dinero en productos de higiene y belleza o en el gimnasio o estética.
La idea de fondo es que esta presión ambiental, de la que somos cómplices los entornos personales, los periodistas, los medios de comunicación y las redes sociales, es decir todo el mundo, hace crecer en las mujeres toda la idea de que hay cuerpos y caras más válidos que los que uno tiene y que esto afecta a la autoestima y la autoaceptación, especialmente en menores. Y para responder a este problema va y se gastan una serie de millones por iniciativa de la consellera de Igualdad y Feminismo de la Generalitat, Tània Vergés porque dice: “esta presión estética está impuesta por el patriarcado que provoca que las mujeres vivan insatisfechas con su cuerpo toda la vida”. Es decir, que los hombres y también algunas mujeres vean con mejores ojos a Jolie o Hadid que a la compañera de trabajo, esto es una imposición patriarcal. A la inversa, la admiración que suscita entre las mujeres Pitt, Chalamet u Holland no es motivo de generar problemas.
Todo esto es una tontería, no porque este fenómeno no exista, sino por la forma como lo enfocan y, naturalmente, cómo este feminismo está injertado de cultura woke . Las medidas que toman son las de prohibir, censurar, comer la cabeza a los niños. Las medidas que desean emprender son impulsar un gran acuerdo con las principales marcas de moda para fomentar la normalidad corporal sin valoraciones estéticas positivas ni negativas. Ya me dirán cómo se come todo esto.
También un acuerdo con los medios de comunicación y otros agentes implicados en la actividad publicitaria para llevar a cabo una publicidad igualitaria, que naturalmente significa censurar la presencia de cuerpos y figuras de estética relevante, digámoslo así. Y naturalmente como no podía ser menos, en un país que está derrumbado en el ámbito educativo, pretenden desarrollar una serie de contenidos para desarrollar en la escuela y en los institutos sobre la presión estética operando a través del programa que ya existe “Coedúcate”.
Está claro, la solución para una escuela que es incapaz de enseñar lo básico, entender lo que se lee, a utilizar las matemáticas, a tener conocimientos científicos elementales, además de la teoría de género, de las identidades sexuales, del aprendizaje sobre las prácticas sexuales, ahora incorporaremos nuevos conocimientos para luchar contra la presión estética. Es una manifestación más de lo enloquecido que está el gobierno Aragonès y de la falta de control y exigencia parlamentaria, que es capaz de asumir con indiferencia un uso tan irracional del dinero.
Tania Vergés dice que de esta forma se luchará contra la discriminación y la desigualdad por la apariencia física. Ya ven, les preocupa que pueda haber desigualdad porque uno pueda ser más guapo o más feo, más alto o más bajo, más gordo o más delgado. Y por eso le dedican una millonada, pero no les preocupa que tengamos enquistada la pobreza, que cada vez haya más gente durmiendo en la calle, que continúe sin haber ayudas para los enfermos de ELA o que los desahucios se multipliquen aceleradamente. Este tipo de desigualdad en el gobierno de Aragonès no le interesa. La de la competencia que hacen Pitt o Jolie con nuestros cuerpos sí.