La encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) publicada la pasada semana provocó sorpresa y conmoción, sobre todo en las filas independentistas porque el resultado en unas elecciones al Parlament de Catalunya les hacía perder la mayoría absoluta que ahora tienen, con el añadido de la CUP, y otorgaba al PSC una gran victoria. También el PP registraba un avance substancial en los votos.
Automáticamente este hecho se ató con el pacto con Sánchez porque cuando se realizó la encuesta se había producido la fotografía de Puigdemont con Santos Cerdán y firmado el acuerdo entre Junqueras y Bolaños.
La lectura era ésta
El pacto favorecía a los partidos del gobierno, socialistas y Sumar, y perjudicaba a los independentistas. Pero esa explicación toca con una aparente paradoja. Si se examina el resultado de la misma encuesta con las elecciones del Congreso de los Diputados, nos explica un escenario del todo diferente.
Los socialistas prácticamente no se mueven de sitio, pese a ser unas elecciones que serían vitales para ellos. Sumar y En Comú Podem pierden 3,5 puntos porcentuales, cuando en las catalanas ganan 2,5. ERC aumenta 4, mientras que en el Parlament de Catalunya pierde 1. JxCat gana 0,5 puntos, perdiendo 1,5 en el hemiciclo del parque de la Ciutadella. El único partido que registra sustanciales avances en ambos escenarios es el PP, que gana 5,5 puntos en las elecciones catalanas y 2,5 en las españolas.
¿Cómo son posibles estos cambios de tendencia entre independentistas y fuerzas del gobierno, más cuando el escenario más propicio para ERC y Junts son las elecciones catalanas y a la inversa con las españolas? Sin embargo, el CEO señala exactamente lo contrario. La explicación se ve clara observando las transferencias de voto. El factor pactos, al menos hasta el momento en que se produce la encuesta, tiene una influencia limitada y el factor determinante es la desaparición de Cs. Esta fuerza política todavía está suficientemente representada en el Parlament de Catalunya donde tiene un 5,5% de los votos y que en la encuesta desaparece.
Estos votos en las elecciones catalanas se distribuyen en beneficio, sobre todo, de los socialistas y en menor grado del PP. Y este hecho es lo que explica, no todo, pero sí gran parte de su ganancia, y es lo que permite situar al PSC en primer lugar, muy distanciado de ERC. Pero en las elecciones españolas del 23 de julio Cs ya no existía y, por tanto, ya no había bolsa de voto a distribuir y eso explica el estancamiento socialista. Asimismo, quien registra el malestar de un sector del país en relación con los pactos es el que da los votos al PP, situándolo como segunda opción.
El balance de todo ello tiene una fuerte significación
Si hubiera elecciones generales y se produjera este resultado, en Cataluña la ventaja socialista con relación a los populares se vería seriamente disminuida. Los 13 escaños de ventaja que ahora tiene quedarían reducidos a 7 y, por tanto, necesitaría 6 escaños para mantener la mayoría actual. Como Sánchez ha sido elegido con 179 votos, 3 más de los necesarios, con la minoración del resultado en Catalunya y descontado estos 3, necesitaría 3 más. Alguno de ellos podría salir de la mejora que registran ERC y JxCat; quizás 1 o 2, pero aún no lograría el resultado necesario y además habría que añadir la pérdida de entre 2 y 3 escaños de Sumar.
Como los votos están muy definidos, Sánchez se quedaría corto y no podría formar gobierno por lo menos no para la mayoría absoluta.
Todo ello considerando que en el resto de España se produjera el mismo resultado que se produjo en julio. Pero, como parece evidente, los pactos con los independentistas le traerían alguna pérdida. Y todo ello haría inviable la relación de Sánchez porque, no lo olvidemos, son los 13 escaños de diferencia en Catalunya que el PSC le sacó de ventaja al PP lo que ha permitido formar la coalición. La significativa rebaja de esa ventaja que señala la encuesta del CEO tiene como resultado que, cifras en mano, el gobierno de España ya no tenga mayoría al menos endoscópicamente hablando.
Consecuencias
Sánchez hará lo imposible y seguramente se verá obligado a cumplir con esta condición, para no convocar elecciones porque está claro que las perdería, dado que en su mejor territorio los resultados merman su potencial. La lectura realista de los intereses de ERC y Junts es todo lo contrario: mantener el régimen de acuerdos, amnistía incorporada, sólo hará que desgastar su resultado electoral en Catalunya.
En contrapartida, datos del CEO en mano, si provocaran la caída del gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones generales, sus resultados en el Congreso previsiblemente mejorarían y, en cualquier caso, tendrían tanto o más la sartén por el mango como en el actual escenario. Sin embargo, seguramente esto no pasa de ser una especulación, la caída del gobierno Sánchez permitiría recuperar el voto independentista más duro y afrontar con mejores condiciones las elecciones al Parlamento. En esta ecuación quien tiene el interés más claro y no tiene nada que perder y mucho que ganar es JxCat , mientras que a ERC le puede interesar la entente con el PSOE para que aguanten el gobierno de Aragonès sostenido por una muy débil minoría de sólo 33 diputados.