Cada día se hace más difícil oír hablar catalán en las calles de Barcelona. En la capital de Cataluña, la lengua propia del país retrocede a ojos vista. Hace años que ya ha quedado como reducto en las poblaciones más grandes de nuestro país: L’Hospitalet, Badalona, Santa Coloma… Ante este hecho el gobierno de Cataluña e incluso el propio Parlament se muestran inanes. 10 graves errores acabarán convirtiendo el catalán en una lengua y, por tanto, cultura, residual si no se resuelven.
Son estos:
- Olvidarse del déficit vegetativo, en el que mueren más personas de las que nacen, que Catalunya compensa con un creciente inmigración. En Barcelona, el 30% de sus habitantes ya ha nacido en el extranjero. Y esta inmigración tiene mayoritariamente la característica de tener el castellano como lengua materna o, caso de la inmigración de los países musulmanes, ser muy indiferente a la lengua propia de Cataluña. El resultado es la extensión del castellano que, por razones ideológicas, los catalanes no sean fervientes partidarios de incentivar la natalidad es un suicidio cultural y lingüístico a largo plazo.
- El abandono del catalán por parte de la mayoría de empresas en su uso interno y externo, y también el fácil abandono de los catalanohablantes de su lengua a la primera de cambio si la otra persona se expresa en castellano, aunque pueda entender perfectamente bien la lengua propia de Cataluña. Las empresas podrían hacer mucho, al igual que los ciudadanos para preservar nuestro patrimonio lingüístico y no lo hacen ni nadie les incentiva.
- Haber convertido la asignatura del catalán en la escuela en la asignatura que más rechazo genera entre los alumnos. Hay aquí un brutal déficit de capacidad pedagógica que es responsabilidad rotunda del departamento de Enseñanza y del colectivo de maestros.
- El menosprecio del catalán como lengua de calidad. Lo que hizo, por poner un ejemplo, una sola persona, Cambó, con la Fundació Bernat Metge es un ejemplo de una de las múltiples líneas que deberían convertir el catalán en una lengua imprescindible para acceder al mundo de la alta cultura y de los clásicos.
- La mala ganancia de TV3. Convertida en una organización corporativa que vela sobre todo por los intereses económicos de sus miembros. Contenta al ser la televisión más vista de Catalunya con las migradas cifras que todas las cadenas alcanzan hoy, TV3 ha renunciado a dos cuestiones fundamentales. Una, extenderse entre aquellas personas que no utilizan el catalán habitualmente, pero lo conocen. Lo ha hecho a base de una inyección ideológica en vena tan grande que genera rechazo a quien no lo comparte. Segunda, al participar en la degradación de la lengua y su menosprecio como portadora de una gran cultura.
- La falta de servicios activos y bien pensados para favorecer el conocimiento de la lengua entre los inmigrantes.
- La carencia de una política lingüística basada en incentivos y no en los castigos.
- Incentivar los rótulos en catalán en lugar de multarlos porque están en castellano que no ha tenido consecuencias positivas. Incorporar el catalán al prestigio profesional y ésta es una tarea que una vez más es competencia de las empresas y de los colegios profesionales, pero que debe estar enmarcada por una política gubernamental que lo estimule.
- Potenciar su condición de lengua de estado reclamando e impulsando lectorados en las universidades españolas y conocimientos de lengua y literatura catalana en el bachillerato.
- Vincular el catalán, valenciano, balear a una proyección común internacional a través de Ramón Llull y el Institut Cervantes. Es necesario asentar el conjunto del área lingüística y sus variantes dialectales cuando la demografía de nuestra lengua es tan débil.
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