Ada Colau o la resistencia a abandonar la poltrona

Las reacciones fueron inmediatas y poco favorables. Los socialistas lo rechazan, al menos desde el principio, porque Collboni sigue empeñado en ser alcalde en solitario pese a la inesperada derrota. Tanto es así que el propio Iceta, ahora como ministro de Cultura, presiona al PP para que no facilite al gobierno de Trias por ser la lista más votada y que otorgue parte de sus votos o todos a los socialistas. Es una extraña reclamación en medio de una campaña electoral, en la que socialistas y populares se descalifican de forma grotesca. El argumento de Iceta no deja de ser peregrino y poco adecuado para un ministro de cultura, porque argumenta que hay que impedir que el alcalde de Barcelona sea un independentista.

La carencia de credibilidad de la propuesta es total porque los socialistas vienen gobernando con JxCat la Diputación de Barcelona, ​​que tiene un presupuesto de más de 1.000 millones de euros, y aquí no ha habido ningún problema. Sin embargo, es que además han pactado ya las diputaciones de Tarragona y Lleida con ERC, que ahora tras la derrota en las municipales es más independentista que nunca, y, por tanto, el argumento cae por su propio peso al margen que a parte de algunos medios de Madrid nadie ve en Trias a un peligroso independentista.

La propuesta de repartirse entre tres la alcaldía, además de ser poco habitual, presenta inconvenientes claros. Genera confusión y desconfianza entre los ciudadanos, que no tienen claro quien ostenta la máxima responsabilidad en cada momento, dificulta la coherencia y continuidad de las políticas municipales porque cada uno jugará su carta. Pensemos sólo en la supermanzana, que Collboni al final ha encaramado también la proa. Por otra parte, la herencia es bastante tóxica. Ahora que se han terminado las obras de Consell de Cent se puede ver que incluso la parte privilegiada (de la perjudicada como la calle Valencia ya no hace falta ni hablar), presenta graves inconvenientes para los mismos residentes no sólo por la subida de precios de los alquileres, sino del funcionamiento cotidiano porque, por ejemplo, la característica peatonal de la calle hace que durante la mañana se convierta en zona de aparcamiento de camiones y camionetas que efectúan así la descarga de mercancías para las áreas adyacentes, donde con la liquidación de chaflanes esta operación resulta cada vez más difícil.

No hace falta atribuir sólo a las ambiciones de Colau, que las tiene, basta con recordar que su organización establecía un máximo de 2 mandatos y esto se cambió para que se volviera a presentar, sino que también intervienen los intereses de los Comunes, una coalición que reproduce lo que quiere hacer Sumar, formada en el caso de aquí por los restos de IC, el pequeño núcleo del Partido Comunista que se integró en IC, Podemos y el conglomerado de seguidores de Colau forjado en su historia previa en torno a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de la que fue fundadora en 2009 y portavoz hasta 2014, y la fundación Observatori DESC que es de donde proceden la mayoría de los cargos del grupo de Colau dentro de los Comunes.

Si el cemento que ha dado el gran poder al Ayuntamiento de Barcelona y los puestos de trabajo que genera desaparece, el futuro de esta organización política, prototipo de Sumar, es muy difícil porque su máximo poder en Cataluña se concentraría en el municipio de El Prat de Llobregat.

Creus que el govern Aragonès, després dels canvis fets, aguantarà fins a la data de les pròximes eleccions el 2025?

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