Pero antes del diagnóstico, una previa: el CIS es una estafa, un escándalo manipulador que se paga con nuestro dinero. Es inadmisible que continúe Tezanos. Debe ser cesado y debe elaborarse una nueva normativa para que sea el consenso del Parlamento el que determine quién es el jefe de este importante organismo del estado.
Empecemos por la participación. La española ha sido similar si bien ligeramente inferior a la de 2019, 63,9% contra 65,2%. Siempre suele ser superior a la catalana por el impulso de las elecciones autonómicas en la mayor parte de España. Sin embargo, en este caso, cabe decir que la distancia es notable porque la participación en nuestro país ha sido del 55,6%. La causa fundamental ha sido el abandono electoral del independentismo, sobre todo concentrado en ERC, la gran perjudicada junto a Colau de estas elecciones.
El PP obtiene en España casi 800.000 más votos que los socialistas, aunque no llega al millón que preveían. Pero tan o más importante que la cifra de votos son los resultados concretos.
En la Comunidad Valenciana, recupera la Generalitat y las principales ciudades. En Madrid Ayuso y Almeida arrasan con mayorías absolutas que en estos momentos son un producto muy escaso. En Andalucía el PP gobernará en 7 de las 8 capitales, recuperando Huelva y Granada y conquistando el feudo socialista de Sevilla. En Aragón gana el PP y podría gobernar claramente pactando con Vox. En Extremadura, otro feudo socialista, Fernández Bara también puede quedar fuera del gobierno si PP y Vox pactan. Además populares y PSOE empatan en escaños. Sólo Castilla la Mancha con un socialista más crítico con Sánchez, Garcia-Page, se salva por un pelo a pesar de reducir su número de diputados. Pero el PP gana en Albacete, Cuenca Ciudad Real, pero podrá gobernar también en Toledo. Asturias es otra excepción de la derrota socialista. En Murcia, que ya gobernaba el PP, sus votos más los de Vox arrasan. En Navarra puede seguir gobernando María Chivite del PSOE, pero tendrá que pactar con Bildu, volviendo a recalentar el ambiente político. En cualquier caso la primera fuerza tanto en la comunidad como en Pamplona es la Unión del Pueblo Navarro. En el País Vasco la característica más destacada es el crecimiento de Bildu y el marchitamiento del PNV. El partido que llevaba condenados de ETA en sus listas, obtiene por poco la victoria en Vitoria, mientras que en esta ciudad el PNV cae en la cuarta posición si bien la diferencia entre los 4 primeros (socialistas y populares) es muy ajustada. Sólo un punto separa a Bildu del PNV en San Sebastián y el único sitio donde se mantiene la hegemonía de los nacionalistas de Sabino Arana está en Bilbao. En Cantabria lo más relevante es que Revilla pierde la presidencia, cae su partido a la tercera posición y el PP podría gobernar con los votos de Vox. Mientras que en La Rioja el PP recupera uno de sus feudos en la comunidad y en la capital, Logroño. En Baleares el PP triunfa y junto a la expansión de Vox puede gobernar sobradamente; si pacta. En Canarias es uno de los pocos lugares en los que el PSOE sale ganador, si bien deja un buen número de diputados por el camino. Los pactos por la presidencia de la comunidad se revelan complicados. En Galicia el PP gana en votos, pero socialistas y BNG gobernarán en la mayoría de las grandes capitales. Y en Castilla y León caen Valladolid y Burgos en manos del PP con el pacto con Vox.
La constante de todos los resultados es la misma: el PP absorbe la mayoría de votos de Cs, que desaparece, lo que unido a la lógica del método de Hondt le proporciona victorias prácticamente en todas partes. Al mismo tiempo, esa ganancia no debilita a Vox; por el contrario, esta opción crece y en términos relativos es la que lo hace en mayor medida. En cualquier caso será el entendimiento entre ambos que, más allá de quien ha quedado como primera lista, determinará los gobiernos autonómicos y municipales.
Todo el Mediterráneo con la excepción de la capital de Tarragona es en este momento de derechas si nos atenemos a la primera lista.
Si en esta situación PP y Vox se asientan y se mantiene en las generales, el gobierno de Sánchez resulta inviable porque a la debilidad socialista se le añade que sus aliados quedan relegados a posiciones que en muchas circunscripciones españolas no aportan ningún diputado.
¿Y qué decir de UP? Y lo que con acierto el exministro de asuntos exteriores del PP, José Manuel García-Margallo, definió como UP vestidos por Carolina Herrera, esto es, la plataforma Sumar de Yolanda Díaz, que ha fracasado de forma estrepitosa. UP desaparece de Madrid tanto en la comunidad como en el ayuntamiento y era su feudo, y sólo está presente en 7 de los 12 parlamentos autonómicos, reduciendo mucho su presencia en Aragón (1), Asturias (1) y Baleares (2) . Sólo aguanta en Extremadura, La Rioja y Murcia y mejora de 2 a 3 escaños en Navarra. Es una fuerza marginal que apenas y por el conjunto del estado alcanza el 5% de los votos. Sumar, por otra parte, la plataforma que debía encaramar a Yolanda Díaz, pincha de una manera absoluta. Sus bases más fuertes, Más Madrid y Compromís, ven sustancialmente reducida su participación. Y su gran aliada Colau pierde su alcaldía y queda en tercera posición, pese a las visitas de la ministra de trabajo a Barcelona. Para perder incluso lo hace en Moncada, otro feudo de los Comunes donde Díaz se desplazó para un acto electoral.
Si ésta es la primera vuelta de las elecciones, en las generales la sentencia está dada. Lo que ocurre es que no lo es. Pese a que el gran error de Sánchez de convertirlo en unas elecciones generales con su exacerbado intervencionismo facilita la interpretación de que el ciclo de este gobernante y sus aliados ha terminado.
Los varones del PSOE son los grandes damnificados de la amarrada de Sánchez.