- Se comprometió a luchar contra la desigualdad, pero su política cada vez la ha acentuado más. La supermanzana y el tranvía hacen que concentre la inversión en el área central de Barcelona, mientras que el famoso programa de barrios se ha quedado en un mero complemento. Por si fuera poco, su idea de hacer calles peatonales como Consell de Cent y concentrar el tráfico en los 2/3 de calles restantes, rompe la igualdad del espacio que propuso el Plan Cerdà y genera una ciudad de 1a como ya se ve en la evolución de los precios de los pisos del llamado eje verde de Consell de Cent, y una ciudad de 2a, que son la mayoría de las calles del Eixample que concentrarían el tráfico.
- Una fijación radical con las políticas woke y la ideología de género. Los grupos LGBTIQ, los trans , han ocupado el centro de la atención municipal. A ellos dedicaron instalaciones, campañas, subvenciones. Incluso ha creado un centro para las nuevas masculinidades que pasa sin pena que gloria. Al mismo tiempo, la familia, que es la base y futuro de Barcelona, ha sido totalmente olvidada, descuidada. No se han dedicado recursos ni servicios y este problema, junto al coste de la vivienda, está poniendo en riesgo el futuro de la ciudad.
- Y llegamos al gran problema olvidado de la ciudad, el que Colau no quiere abordar (y por decir la verdad, los demás partidos no se muestran mucho más interesados). Se trata del envejecimiento y sus consecuencias económicas. La estadística demuestra que cuanto más población hay mayor de 65 años y sobre todo de 75, más cae la renta y eso es lo que le sucede en Barcelona. Y es un signo pésimo para el futuro. Podríamos decir que la ciudad tiene un gran potencial y mal futuro. Constatémoslo: La renta familiar bruta disponible (RFBD) de España en sus tres componentes se estructura así: los salarios representan el 49,4%, los excedentes de explotación, es decir, los beneficios empresariales, el 26,4% y las transferencias y pensiones, el último componente más determinante con diferencia, el 24,2%. Como puede constatarse, los beneficios y las pensiones están muy próximos y ésta es una dinámica que se ha ido acentuando con el tiempo. Pero sigue siendo mayor la aportación a la RFBD de los beneficios. Pero, ¿qué ocurre en el caso de Cataluña? Según el Idescat hasta el 2019, porque en 2020 no es representativo dado que crecieron mucho las transferencias, para Barcelona el excedente bruto de explotación de las empresas era del 20,6%, mientras que las transferencias eran el 23%. Es decir, para la capital y el motor de la muy empresarial Catalunya, los jubilados aportan más a la formación de la renta bruta disponible que las empresas. Y esto es todo un signo de pérdida de pistón económico, consecuencia del envejecimiento de la ciudad y también de merma de su actividad económica. Otro dato nos señala lo mismo. Según la misma fuente estadística, la participación del RFBD de Barcelona en relación con la catalana es decreciente desde 2016 hasta llegar a 2020 que es el último año de datos, es decir durante todo el mandato Colau. En esa fecha la RFBD por habitante de Barcelona significaba el 122, 9% de la catalana y fue reduciéndose hasta representar el 121,9% en 2019, al que después como es lógico se añadiría la caída de 2020, menos significativa en el sentido de la observación que estamos haciendo, que la redujo hasta 119,2%. Hay que considerar que desde 2012, que es cuando se inició el período de recuperación de la crisis, la posición relativa de Barcelona en relación a Cataluña había ido siempre a más. En realidad sólo hace falta mirar las calles y observar la multiplicación de tiendas vacías para constatar que algo grave afecta a la ciudad.
- Colau ha gobernado con una visión localista que nada resuelve. Pese a que preside el Área Metropolitana ha vivido al margen de cualquier política de este ámbito y de forma incomprensible porque la ciudad depende de su territorio. La contaminación es un ejemplo. Barcelona genera 3,4 toneladas de CO₂ al año. Mientras que el conjunto del Área Metropolitana son 13 millones los que se vierten. Si realmente estuviera preocupada por la contaminación, ya dispondríamos de un plan metropolitano, incluida Barcelona, para tratar el problema a su escala real y dejar de pintar de verde las calles de Barcelona. Un segundo y gran ejemplo: está en información pública el nuevo plan director del que sería el planeamiento metropolitano. Pero Barcelona funciona al margen de este hecho y en este momento tenemos en exposición pública un planteamiento y en la capital otro, marcado por la supermanzana del Eixample,
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