Los desastres de Barcelona. ¿Qué candidato es capaz de aportar respuestas? Los 10 desafíos a los que se enfrenta

Son estos:

  1. Turismo masivo. La ciudad es uno de los destinos más populares de Europa y la afluencia de turistas cada vez es más abrumadora en los espacios centrales de la ciudad y en otros, como el entorno de la Sagrada Família. Este hecho provoca congestión, saturación en determinados servicios públicos, gentrificación, aumento del precio de la vivienda, mayores dificultades para mantener la ciudad limpia y aumento de la inseguridad, porque el turismo atrae a la delincuencia y la facilita.
  2. Contaminación. Y, además, doble. Aquella de la que todo el mundo habla, la del aire, y la gran olvidada y también muy peligrosa para la salud, que son los problemas de ruido y contaminación acústica. Colau y Collboni no han hecho nada que tenga ningún resultado a lo largo de los 8 años, que es mucho tiempo. Han hablado mucho, pero siempre han chutado el balón adelante y hoy Barcelona es una de las ciudades que presenta peores resultados de España, aunque había actuaciones muy evidentes actuando ordenadamente sobre los focos más importantes, empezando por el transporte público, que todavía no es eléctrico, los taxis y el transporte de mercancías. Sobre el ruido aun es hora de escuchar alguna iniciativa.
  3. Vivienda. Los precios de Barcelona están por las nubes. Su crecimiento es superior al de Madrid y cada vez que el ayuntamiento toca una zona de la ciudad, la gentrifica. Al mismo tiempo, se produce una profunda degradación de una parte de la periferia y del que parecía bien enfocado en cuanto a la superación de sus problemas, en el barrio del Raval. El acceso a la vivienda es un problema vital que expulsa a la gente joven. El fracaso de Colau es notorio, desde el 2015 sólo ha creado 4.100 viviendas municipales, la mitad de las que prometió.
  4. Seguridad. La delincuencia, sobre todo en las áreas más turísticas, es un problema. Los robos cada vez más violentos sobre todo de relojes, el incivismo y especialmente las agresiones sexuales son los tres achaques de la Barcelona actual que no han encontrado solución.
  5. Crisis climática: burbuja de calor y noches tropicales. Barcelona es muy favorable a determinados efectos del cambio climático ligados a la temperatura y la humedad, que generan incomodidad, enfermedades y exceso de mortalidad. Las noches tropicales se multiplican y son una causa de muerte para la gente mayor de 75 años, que es la población que más crece de Barcelona. No se ha hecho nada para resolver este problema, salvo anunciar unos ridículos «refugios climáticos» que consiste en colocar cartelitos con este indicativo en los parques de la ciudad y en centros escolares y otros emplazamientos municipales que tienen aire acondicionado. Pero, cómo no, nadie se trasladará a vivir ni a dormir a un parque o a una escuela, entre otras cosas porque están cerrados de noche.
  6. Desigualdades sociales crecientes. El espacio reproduce la división social. Y Barcelona, ​​pese a los anuncios de Colau, ha acabado actuando en sentido contrario a reducir estas diferencias. La comparación entre los recursos que dedica al Plan de barrios y los que emplea en el área central de la ciudad, con el urbanismo táctico y las supermanzanas, demuestran claramente que el acento del inversor se sitúa en la zona consolidada que tienen rentas medias y altas, y tiene un escaso efecto en la periferia de rentas bajas. El programa de la supermanzana del Eixample si se lleva a cabo romperá precisamente una característica decisiva de Barcelona en todo este territorio, que era la extraordinaria cohesión del espacio que atenuaba la división social.
  7. Movilidad. Pese a que Barcelona es la gran ciudad de España en la que se hace menor uso del coche, es también la que presenta una mayor pérdida de tiempo en los desplazamientos. Debido a la densidad y congestión tiene una pésima movilidad, a consecuencia, no del número de coches que como decimos es del orden de la mitad de quienes circulan por Madrid y otras capitales como Sevilla o Málaga, sino por las políticas municipales dirigidas a obstaculizar el desplazamiento eficiente. Este hecho también repercute sobre el transporte público, aumentando sus tiempos de desplazamiento innecesariamente.
  8. Okupaciones. Más allá del conflicto de la Bonanova, es evidente que Barcelona es la ciudad emblemática de las okupaciones del sur de Europa, como lo demuestra que atrae a grupos de otros países por este motivo. La favorable actitud de Colau vino precedida de una notable tolerancia de los gobiernos socialistas, que han hecho de Barcelona el paraíso de las okupaciones en una doble dimensión, como emblema político y como gran negocio de mafias organizadas. Quien paga las consecuencias, como siempre, es el ciudadano.
  9. La suciedad en el espacio público. La carencia de limpieza es una crítica recurrente a pesar del multimillonario y renovado contrato sobre la limpieza. Cabe decir, como ya se ha apuntado, que la masificación del turismo favorece este fenómeno, pero, aun así, revela una escasa capacidad de gestión el hecho de que, aplicando tantos y tantos millones de euros no se consiga mantener la ciudad con un aspecto más pulcro y más limpio. Seguramente detrás de todo existe un trasfondo cultural propiciado por el propio Ayuntamiento que no valora el buen orden de las cosas y el respeto al espacio público.
  10. El gobierno municipal como problemaPor primera vez en la historia de la democracia municipal, el gobierno de Colau es percibido como un problema para el presente y futuro de la ciudad por al menos las 2/3 partes de los ciudadanos. Este rechazo hace difícil que se elaboren políticas de consenso y todo ello actúa en detrimento del potencial de Barcelona y de los grandes recursos de los que dispone el Ayuntamiento.

Parte de estos problemas no son exclusivos de Barcelona, ​​pero sí que es cierto que todos ellos se acumulan en la ciudad y en muchos casos presentan unos niveles de contradicción y gravedad poco comunes. Hasta ahora los candidatos a la alternativa del gobierno actual, más allá de la crítica general a Colau, no han puesto de relieve respuestas claras y contundentes, o al menos si las tienen no saben hacerlas llegar.

Estas elecciones son sin duda de las más decisivas que se han producido en años y pese a este hecho, resulta desolador ver que de momento las encuestas predicen una baja participación. Sólo una ola democrática en las urnas empujaría a la ciudad a una salida del actual callejón.

Les eleccions municipals van molt renyides a Barcelona. Qui creus que guanyarà?

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