Parte de los titulares del día de hoy señalan que la inflación se ha reducido porque en marzo sólo se ha incrementado un 3,3%, que es el menor aumento en los últimos 18 meses. Pero esa visión es engañosa.
La inflación anual compara el precio de ese mes con el que se daba el mes anterior y, como en marzo del año pasado ya se había disparado la inflación, ahora el aumento tiende a ser menor porque es bastante lógico que no puede crecer al mismo ritmo indefinidamente, pero para los bolsillos de la gente la realidad dice que ahora les cuesta mucho más que hace un año a pesar de que su crecimiento sea menor. Esto es una evidencia.
En el ámbito político, al gobierno le interesa jugar con este malentendido, si bien tiene una dificultad extraordinaria para conseguir su propósito que es que los bolsillos de la gente son los que le dictan lo que está pasando y la sentencia es tajante: l aumento de precios es grande y resulta ya insoportable . Este hecho además está especialmente acentuado en el caso del gasto alimenticio.
Cabe decir que el impacto en España es mucho mayor que en el resto de la eurozona, porque la cesta de la compra de alimentos significa el 25% del consumo de los hogares frente al 20,9% del ámbito europeo. Cuando ahí suben los alimentos, nuestra renta neta disminuye en mayor proporción que en la euro zona.
La rebaja del IVA que aplicó el gobierno a una serie de productos de alimentación, excepto en la carne y en el pescado, ha reducido la presión, pero al igual que con otras medidas, como la bonificación a los carburantes o la rebaja fiscal del suministro eléctrico, cuyos principales beneficiarios son el 10% de los hogares de mayores ingresos. Es decir, llevar a cabo una política más fina, situando las ayudas en los hogares más necesitados y estableciendo medidas generales ha comportado dos fenómenos.
Uno, un gasto extraordinario y el otro un beneficio, muy modesto hay que decirlo, para al grupo de mayores ingresos que son los que más consumen, gastan más gasolina, más energía y de esta manera se ven más beneficiados. Por ejemplo, en el caso del IVA de los alimentos esta cifra significa 85 euros al año – ya hemos dicho que se trata de cifras muy modestas- al 10% de los hogares de renta mayor y sólo de 35 euros al 10% a los hogares de menores ingresos. Es una política equivocada que no se puede mantener a lo largo del tiempo, que no resuelve el problema de nadie y que, dados los incrementos que se van registrando, no evita que las personas de menos ingresos vivan cada vez más estranguladas.