Los datos del INE de los resultados de enero de este año señalan una nueva reducción de 1,5% de los nacimientos respecto a los que se produjeron en enero del año pasado.
La curva es muy clara y presenta un descenso prácticamente lineal con excepción de la gran caída de 2021, el año posterior a la cóvid.
En 2016 en el mes de enero nacieron 34.333 personas y a partir de ahí se inicia la caída hasta alcanzar los 27.185 de este año. Los territorios más afectados por esta caída son los del Noroeste: Castilla y León, Asturias, Cantabria, Galicia y el País Vasco. Madrid es claramente la excepción y Aragón mantiene una situación intermedia entre la franja mediterránea, donde existe una relativa mejor calidad encabezada por Murcia y Almería. En conjunto Andalucía es la que presenta niveles más altos además de la ya citada, Madrid, Baleares, Cataluña y finalmente la Comunidad Valenciana.
La tasa de natalidad recoge el mismo espectro y señala que existe un problema importante porque nos movemos en cifras por los lugares que están mejor, en torno a los 700-750 nacimientos por cada 100.000 habitantes, que es una cifra francamente baja. Claro, que no se consuela quien no quiere, porque Zamora llega a sólo a los 408, Pontevedra a los 439 y Asturias a los 472.
Prácticamente en toda España se ha producido un descenso en la variación anual de nacimientos. Con unas excepciones muy concretas en Castilla y León. Pero esto es lógico porque se mueven en niveles ya muy bajos, Castellón, donde no ha habido disminución, y sobre todo Madrid, porque demográficamente es el mayor lugar en términos provinciales.
En Catalunya la mayor caída ha sido en Tarragona y Girona con un -6% y -5% respectivamente, seguidos de Lleida (-4%) y Barcelona (-2%).
En definitiva, continúa la crisis de nacimientos y nada parece detenerla ni siquiera la presencia de un grosor ahora ya importante de inmigración o el hecho de que esta pérdida de natalidad debe encontrar un límite que no parece haberse producido.
Mientras, se produce la paradoja de que se dedican más recursos a subvencionar el aborto que los nacimientos. España continúa a la cola de las ayudas a la familia y, por si fuera poco, ahora además, a consecuencia del “escándalo” en Madrid para que las familias numerosas independientemente de su renta accedan al bonus social sin considerar su nivel de ingresos, quiere ser cambiado e introducir también aquí la variable de la renta ingresada, sin contemplar que no es lo mismo ganar 3.000 euros al mes y ser una familia con un hijo, que ganar 4.000 y ser un matrimonio con 3 hijos. Las familias numerosas siempre se han visto apoyadas por ayudas de carácter universal precisamente por ser numerosas.
Es una contradicción que estamos pagando muy caro, el carácter refractario de los gobiernos españoles a ayudar a las familias y a la natalidad. Es un fenómeno extraño y único en el contexto europeo.