Sí, el titular no es contradicción alguna, en todo caso la contradicción radica en los resultados que pueden alcanzarse en las próximas elecciones municipales de Barcelona si se transformaran en votos los datos de la última encuesta publicada por El Mundo.
De entrada, dos cosas quedan claras. Trias emerge con fuerza, alcanza el 20,4% de los votos y entre 9 y 10 concejales, prácticamente el doble de lo que obtuvo JxCat en las pasadas elecciones. Lo hace sobre todo a expensas del ERC de Maragall, que pasa del 21,4%, que le dio una victoria inútil, al 15,8% y entre 7 y 8 concejales. Queda así descolgado del núcleo de cabecera que forman prácticamente empatados junto a Trias, el PSC-PSOE con el 20,5% y también entre 9 y 10 concejales y Barcelona en Comú, con el 19,2% y 9 concejales. Dado el margen de error de las encuestas, cualquiera de estas tres formaciones podría quedar la primera o la tercera.
Los socialistas crecen, pero lo hacen en escasa medida, sólo 2 puntos más que en las pasadas elecciones, eso sí, según la encuesta, le reportarían entre 1 y 2 concejales más. Es mucho rendimiento para tan poco incremento.
Sin embargo, el otro factor llamativo de estos resultados es Colau. Pierde voto, pero muy poco, del 20,7% al 19,2%, pero al mismo tiempo es la candidata peor valorada sólo por encima de Daniel Cirera del PP, que alcanza una puntuación de 3,7 puntos y prácticamente, atención, empatado con Gonzalo de Oro Pulido, el candidato de Vox, que obtiene un 4,1 de valoración por un 4,2 de Ada Colau.
Sin embargo, estas cifras no dejan de ser anecdóticas porque mientras sobre Colau opina la práctica totalidad de los barceloneses que la conocen, sobre el de Vox los opinantes son muy pocos. Pero en todo caso lo que sí es evidente es que queda muy por detrás de los otros candidatos que, digámoslo todo, suspenden, con la única excepción de Trias que alcanza un 5,2. Un punto de valoración, que en esta escala es mucho, es el que separa al anterior alcalde de la actual alcaldesa. Pero los liderazgos, aunque importantes, no son decisivos, dado que Maragall, que recibe un revolcón en votos, consigue en este caso una puntuación de casi aprobado, un 4,9.
Estamos ante una perspectiva electoral muy liada porque hay tres fuerzas que se sitúan en el 20%, décima arriba décima abajo, muy insuficiente para gobernar en solitario y que necesariamente necesita una alianza, y aquí es donde entran en juego las posibilidades de Colau. ¿Puede forzar a Sánchez a que supedite al PSC para continuar en la alcaldía? Es difícil pero no improbable si no queda primera. Y este hecho parece en estos momentos difícil de alcanzar porque es una alcaldesa con una notoriedad y aceptación bajísima. La alternativa es ponerle un puente de plata para que no estorbe y asuma algún cargo importante en el ámbito internacional promovido por el gobierno español. Éste podría ser el fin más lógico del proceso, pero, subrayémoslo, ni mucho menos es descartable un tripartito en el Ayuntamiento de Barcelona encabezado por Colau.
Pero estos resultados pueden irse al traste si la participación es sustancialmente mayor que las anteriores elecciones, que no llegaron al 60%. Si se supera ese umbral, por poco que sea, todas estas encuestas pueden quedar muy desvirtuadas y ciertamente, si hay mayor número de votantes en términos absolutos, no será porque vayan a reforzar la posición de la actual alcaldesa.