Tras las elecciones de Madrid y Castilla y León, el PSOE de Sánchez necesita obtener un buen resultado en Andalucía porque, si no, iría encadenando contrariedad tras contrariedad en cada contienda electoral. Por otra parte, esta comunidad autónoma, la primera por población, lógicamente tiene un gran peso en el número de escaños que se eligen por el Congreso de los Diputados, por tanto, las elecciones andaluzas son también una pugna a escala española.
De momento, las perspectivas son muy negativas para el PSOE, porque fuera de sus propios dirigentes ninguna entidad independiente le concede la menor posibilidad de ganar. Las encuestas fotografían y cuantifican esta situación. Considerando las 4 últimas realizadas, de IMOP, Demoscopia Servicios, NC Report y Sigmadós, los resultados señalan una clara victoria del PP, que de media puede obtener 47 escaños, entre un máximo que se sitúa en los 52 y un mínimo en los 44. Cabe recordar que la mayoría absoluta en el caso del parlamento andaluz necesita 55 diputados.
Por su parte el PSOE lograría como más probable 33 escaños, con un estrecho margen que oscila entre 33 y 35 escaños. Por tanto, muy lejos no ya de poder gobernar, sino de la cifra que alcanza el PP. El feudo socialista de Andalucía que durante décadas ha significado el modelo socialista, forma parte de la historia.
Vox por su parte puede obtener 18 escaños con un mínimo de 14 y un máximo de 22. Aquí el abanico es amplio y hay que ver el impacto que produce la ahora ya conocida candidata Macarena Olona.
UP, a reserva de que se acabe articulando una candidatura entre los diversos grupos de extrema izquierda, obtendría 8 escaños con un margen inferior de 7 y un tejado de 10.
Por tanto, las cartas parecen claras y la corriente sopla contra el PSOE, pero es evidente que la única encuesta válida es la del día de las elecciones, y todavía queda mucha tela por cortar.