Publicado en La Vanguardia el 11 de abril de 2022
Basta con una lectura atenta de los periódicos de los últimos días para constatar que el Gobierno Sánchez vive instalado en la chapuza y el gato por liebre. Después de la Guerra Civil y la gripe de 1918, la tercera gran tragedia en siglos ha sido la covid, con sus más de 100.000 muertos. Ella nos ha mostrado las carencias de nuestra sanidad y la importancia y la debilidad de la atención primaria. Pues bien, encima, dentro de cinco años faltarán 9.000 médicos, que se añadirán a las carencias precedentes. Simultáneamente, habrá dinero, 20.000 millones, para “políticas feministas” (sic).
Junto con la sanidad, otro capítulo decisivo es el de las políticas antiinflación. Aquí el gran invento ha sido el de convertir las gasolineras en bancos, obligándolas a financiar los 20 céntimos por litro de descuento. La improvisación del Gobierno ha llevado al cierre de algunas gasolineras o al endeudamiento de otras. Y por si la chapuza fuera poca, se les olvidó incluir en el decreto el gasóleo C, el de la calefacción. Resultado: sus usuarios no tienen el descuento.
Las comparaciones siempre son dolorosas, y más si es con Viktor Orbán, que ha ganado por cuarta vez las elecciones en Hungría, con una mayoría estrepitosa. Pero vea lo que ha hecho para paliar el aumento de los costes: 1) Devolver la práctica totalidad de los impuestos cobrados en el 2021 a las familias con hijos. 2) Una paga extra a los pensionistas. 3) Limitar los precios de los alimentos básicos. 4) Topar el precio de la gasolina y la factura del gasto energético de los hogares. En el caso de España, ni devolución, ni bajada de impuestos, ni tope, a pesar de que Hacienda se ha enriquecido en el 2021 y va camino de repetirlo. En el impuesto de sociedades ingresó 2.900 millones más que antes de la crisis (2019); en el IRPF; 7.650 millones por encima, y el IVA fue superior en casi 1.000 millones.
Y la chapuza se redondea con el decreto sobre el tan vapuleado nuevo bachillerato. Escuchemos solo al Consejo de Estado. Lo descalifica por “abstracto” y “complejo”, porno preparar al alumno para el empleo y sobrecargar a los docentes, y repite lo que ya formuló en su dictamen sobre la ESO: ¿dónde está el dinero para aplicarlo?, y pide al Gobierno que lo detalle.
Sanidad, precios, educación. Chapuzas