En un país normal, la diferencia entre el discurso del presidente de la Generalitat y los resultados que viene obteniendo con Madrid, hace tiempo que deberían haberle llevado a una situación crítica en el Parlament. Y también a una desautorización de la línea mágica que viene ejerciendo Junqueras. Es evidente que la mesa de diálogo es perfectamente inútil, que la comisión bilateral por el momento no tiene en agenda nada realmente importante. Pero lo que resulta sin lugar a dudas inaceptable es la distribución que se está haciendo de los fondos europeos.
Con euros por persona, Cataluña es la penúltima comunidad autónoma, con sólo 200,3 euros por habitante. La primera es Extremadura con 410,6 euros más que el doble de Catalunya. Solo Madrid queda peor parada que Catalunya con sólo 179,7 euros por habitante, si bien en este caso cabe pensar que es el furor partidista contra Ayuso que castiga a la comunidad madrileña. Pero en el caso de ERC, aliado privilegiado de Sánchez, no se entiende demasiado bien cómo se pueden producir estos resultados sin que se produzca un golpe en la mesa.
El problema se acentúa porque además de esta exigua distribución de los fondos europeos, como el propio conseller de Economía, Jaume Giró, ha dicho y se ha quejado en el parlamento, ese dinero llega ya absolutamente predeterminado, convirtiendo la Generalitat en una simple gestoría sin margen para ubicar sus proyectos. Por tanto, poco dinero y distribuido de una manera muy centralista. Una práctica que está a años luz de lo que se había prometido inicialmente con el criterio, que ahora se revela falso, de la cogobernanza.
No es solo éste el único problema que representa la distribución de los fondos, si bien es el que más afecta a Cataluña. Porque de las 10 primeras comunidades autónomas que reciben más dinero, todas son socialistas salvo Castilla y León que estaba y está precisamente en período electoral. Sólo una autonomía socialista queda descolgada como siempre, y es la Comunidad Valenciana, pero ya se sabe que la actitud política de Ximo Puig, su presidente, es ganar puntos ante Sánchez no creando dificultades y poniéndose en posición de alfombra.
Esta distribución de dinero es realmente escandalosa y señala que los fondos europeos están siendo instrumentalizados, no por criterios económicos objetivos, sino por intereses de partido.