De acuerdo con los datos del ministerio del Interior de los primeros 6 meses del año en curso y referidos a las comunidades autónomas, provincias, capitales y poblaciones mayores de 30.000 habitantes, Barcelona tiene un problema con las agresiones sexuales y especialmente con las violaciones.
Expresando las cifras por 100.000 habitantes, que es la forma de poder comparar de forma homogénea poblaciones de distinto tamaño, Madrid presentaba un índice en relación con los delitos contra la libertad sexual de 17,3, mientras que en Barcelona se incrementaba hasta el 24,38. Por tanto, la situación de Madrid es mejor que la de Barcelona, ya que sólo representa un 73,6% en comparación con el índice de la capital de Cataluña.
Las referencias aplicadas en la provincia de Barcelona y en el conjunto de Cataluña también son claramente mejores que las de Barcelona ciudad, si bien se sitúan ligeramente por encima de las de Madrid. En este tipo de delitos, Cataluña presenta un índice del 18,5 por cada 100.000 habitantes, y la provincia de Barcelona de 19, por tanto, es evidente que el foco está situado en Barcelona .
Pero, si de esta categoría de delito, que engloba a todos los referidos a la indemnidad sexual, pasamos al tipo de delito más grave, el de la violación, es decir, lo que conceptúan como “agresión sexual con penetración”, la referencia de la capital de Cataluña es aún peor, pues presenta un índice del 3,75 por 100.000 habitantes, mientras que el de Madrid es de sólo 2,03, es decir, casi la mitad del índice barcelonés.
Referido a Cataluña, el mismo indicador se sitúa en el 3,2 del índice de este tipo por cada 100.000 habitantes y una cifra muy similar, 3,25, para la provincia de Barcelona. Podríamos decir que en el caso de las violaciones, aunque la capital catalana se sitúa claramente en primer lugar, existe una menor dispersión en el conjunto de cifras referidas a los ámbitos provincial y autonómico de Cataluña.
Esta alarma en realidad no es nueva y lo que causa extrañeza es que no haya comportado mejores medidas en la ciudad y sobre todo revisión de las políticas que llevan a cabo. Concretamente, y con motivo de la rueda de prensa llevada a cabo el 15 de julio de este año conjuntamente por el secretario general de Interior de la Generalitat, Oriol Amorós, y el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, un diario que no destaca por su crítica al Ayuntamiento señalaba en su titular: «Las agresiones y los abusos sexuales crecen un 33% en Barcelona en el primer semestre del año». Pero es que si nos remontamos más atrás, en el año 2018 ya aparecían titulares como el siguiente: «Barcelona es la tercera ciudad de España en índice de violaciones», sólo superada por Lleida y por Ceuta, aunque Girona y Tarragona también presentaban datos importantes en relación al conjunto español. En Barcelona la cifra por 100.000 habitantes se situaba en 5,36 para todo el año, una magnitud que con los datos de 2021 por el primer semestre parece claro que quedarán superados.
Pero lo más significativo es que la capital de Cataluña y su Ayuntamiento, es la que más destaca por haber levantado la bandera del antimachismo y de la lucha contra la violencia contra la mujer. Los resultados ponen de relieve que esta prioridad política registra un fracaso abrumador y es un débito más que hay que situar en la agenda de los grandes temas que Colau ha querido abordar y que después de seis años de gobierno presentan resultados decepcionantes, porque las cifras señalan una situación igual o peor que la del inicio de su mandato.