La declaración de bienes del gobierno es, con contadas excepciones, una gran tomadura de pelo. Si respondiera a la realidad de lo que dicen, resultaría que los ministros o no tienen vivienda o es de unas condiciones ínfimas, o viven de alquiler, a pesar de que casi todos ellos tienen una larga trayectoria política y algunos profesional, y están en la edad en que el ingreso, y por tanto, su patrimonio, alcanza máximos.
Es espectacular la declaración de bienes inmuebles de algunos de ellos. Por ejemplo, un juez de carrera, Fernando Grande Marlaska , resulta que sólo tiene un valor en inmuebles de 39.291 euros. ¿No tiene vivienda el ministro? Pero, entonces, lo que llama la atención, porque se puede pensar que toda la vida vive de alquiler, es que sólo tiene 4.400 euros en depósitos. Toda una carrera de juez sólo le ha servido para alcanzar esta cifra. Pero aún tiene más intríngulis la cosa si se considera que en 2018, dos años antes, sólo declaraba 264.000 euros, mientras que ahora como bienes totales declara 463.000. ¿Cómo es posible que en toda su vida anterior, una parte importante de ella como magistrado de la audiencia Nacional, sólo haya acumulado bienes por valor de 264.000 euros y sólo en dos años del gobierno hay añadido casi el 50 %?
Todas estas cosas deberían ser analizadas y explicadas. Como Pedro Duque, el astronauta, que sólo tiene un valor inmobiliario de 37.628 euros, Yolanda Díaz de 39.837 euros, y sólo 7.340 en depósito, y unas deudas de 25.324 euros. ¿Qué ha estado haciendo hasta llegar a ser ministra la Sra. Díaz?
Una alta funcionaria de rango internacional y hoy ministra, Arancha González Laya, tiene bienes inmobiliarios que aún no llegan a los 80.000 euros. Hay un ministro, como Alberto Garzón, que tiene un valor inmueble de 111.000 euros, depósitos por valor de 17.000 euros y deudas de 157.000 euros.
Por no hablar del presidente del gobierno que tiene 180.795 euros en inmuebles, y 161.329 euros en deudas.
La impresión que hacen todas estas cifras, con la excepción de algunos casos, Castells, Escrivá, Celaá incluso la pareja formada por Iglesias y Montero, que sí presentan cifras razonables a sus estatus previos, es que, en la mayoría de los otros casos, el mayor de los interrogantes planea sobre cuál es su patrimonio real, o a qué se han dedicado y ganado la vida antes de ser ministros. O la una o la otra cuestión debería ser aclarada.